Capítulo 8: Entrenamientos

Comenzar desde el principio
                                    


Mire al envase fijamente y intenté dejar la mente en blanco, a continuación, me limité a pronunciar mentalmente que el agua se moviera. Pero el agua seguía ahí, sin hacer ningún tipo de movimiento o nada paranormal. Así pasó el tiempo hasta que poco antes de que se acabara la hora, conseguí algo; me concentré muy bien y conseguí que una esfera de agua del tamaño de una bola de billar, subiera unos treinta centímetros por encima del agua, hasta que mi concentración se acabó y el agua fue a parar al recipiente, mojando el suelo.


-¡Muy bien, Max!-Exclamó Roxy,- Muy poca gente ha conseguido hacer eso el primer día, y más con esa fuerza, lo has levantado bastante para ser la primera vez. -Roxy miró fijamente al suelo y las gotas de agua que habían en este, empezaron a hervir hasta que desaparecieron.-La próxima clase, intentarás hacer lo que acabo de hacer yo, calentar el agua para conseguir que hierva. Si lo consigues, la magia no te resultará un problema.


-Muchas gracias Roxy, esperaré con ansia la próxima clase. -Me acompañó hasta la puerta de la clase de Nail y nos despedimos.

Cuando entré en el aula, vi a Nail con una especie de máquina hecha de un metal verde que se utilizaba para fortalecer los brazos, estirando de una barra metálica para arriba, la máquina disponía de un banquillo para tumbarse mientras se realizaba el ejercicio. Nail se percató de mi presencia:

-Hey Max, ¿qué tal va todo? Bienvenido a tu clase de entrenamiento físico. -Me saludó Nail mientras se levantaba de la máquina, estaba sin camiseta y muy sudado.


-Hola Nail, tengo muchas ganas de empezar con tus clases, ¿qué vamos a hacer hoy?-Le pregunté.


-Teniendo en cuenta que no estás muy en forma ya que estás más delgado de lo que deberías, deberíamos de empezar por algo flojo, coge estas pesas y sube y baja tus brazos con ellas hasta llegar a cien.


-¿Cien? No voy a poder, Nail, no soy tan fuerte como tú.


-Venga, no digas tonterías, seguro que puedes, inténtalo aunque sea.- Probé a realizar el ejercicio que me había exigido mi entrenador, pero a llegar a las setenta pesas, mis brazos ya estaban exhaustos.


-Nail, ¡no puedo más!-Le dije, jadeando.


-Venga, Max, hazlo por matar Zrak. -Intentó darme ánimos.


-No me hagas chantaje emocional, no lo lograré.


-Venga, que sí puedes, cuando acabe el día quedaremos y te veremos tocar tu instrumento ese, el violchelo o algo así...


-Se dice violonchelo, y la verdad es que hace tiempo que no lo toco, pero me da vergüenza tocarlo delante tuya.


-¿Delante mía? Yo me refería a tocarlo en la cena del gran comedor, en el escenario.-En el gran comedor, no solo se comía, sino que también hacían las reuniones generales para todo el refugio, por lo que tenían una especie de escenario para que se viera mejor a la gente que hablaba. -La verdad es que nunca hemos utilizado el escenario con fines de ocio, pero siempre puede haber una primera vez.

Crónicas de  MaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora