"El amor siempre va de la mano con el deseo. ¿Qué es el deseo sin amor? ¿Qué es el amor sin un poco de pasión? Todo las cosas llevan a la misma cosa, lo que todo el mundo anhela de la forma más profunda posible: sentirse amados.
No necesariamente se...
"Desde que un Malfoy nace, es entrenado para ser un mago superior incluso a los que son prodigioso. Cuando un Black nace, es preparado para la gran vida que merece."
Un pequeño Draco nunca entendió esas palabras hasta que cumplió doce años y su vida se descontroló por completo. Ingenuamente creyó que sería enviado a la escuela mágica como todos los niños de magos, pero él era la élite de la élite, su enseñanza seria diferente (y por tanto, mejor a cualquiera).
Tenía sólo catorce años cuando salió de su casa por primera vez, y también cuando empezó a aprender de las ramas más importantes y complicadas de la magia. En un punto intermedio entre ambas acciones, tuvo un fugaz enamoramiento con un chico que estaba en la "Casa del helado".
Tenía dieciséis cuando logró, por primera vez, convertirse en el dragón galés verde común; también los tenía cuando fue elegido la figura más joven e influyente del nuevo siglo. En un punto entre ambos sucesos, termino por saber el nombre del chico que lo flechó aquella vez. No es que fuera a suceder algo entre ellos de todas formas, pero saber su nombre le hacia recordar que hay alguien real allá afuera que se puede enamorar y desenamorar con toda la libertad que Draco sólo puede soñar.
Un año después de lograr ser animago, el mundo mágico se enteró de eso.
Lo llamaron presumido, engreído, un déspota que seguramente le robo la habilidad a alguien. Fueron meses oscuros. Nacissa se quedó noches enteras velando con su hijo mientras su esposo estaba detrás de la puerta intentando que toda esa basura dejara de ser tan grave.
Quien hubiera pensado que habría un joven valiente dentro del ministerio y la prensa que haría lo que fuera para que el rubio estuviera en paz.
Cuando Draco cumplió dieciocho fue "presentado" en sociedad, ahora era un joven que podría entrar al mundo real solo. Su entrenamiento de vida ya podría ejercerlo. Planeo lo que tendría que hacer para ese primer momento en que su vida de verdad comenzaría, pero sus padres quedaron desconcertados cuando no lo vieron aparecer en los periódicos.
De forma inesperada, lo primero que hizo fue buscar al chico que lo había enamorado por un largo tiempo.
Y ahora están aquí, en una cafetería muggle que está sola. Frente a ellos hay dos tazas de café que ninguno de los dos ha terminado, la noche avanza con lentitud para ellos. Draco Malfoy le cuenta su vida a Harry Potter sin tener precaución por si decide revelar todo, confiaba plenamente en él.
Como todo un bobo enamorado confía en su enamorado.
—Entonces, ¿qué será lo primero que harás, ahora que ya eres un adulto?
La pregunta de Harry se cuela en el aire. Draco duda antes de ser sincero.
—Creo... creo que invitare a salir a alguien que quiero desde hace mucho tiempo.
—Oh. ¿Y quién es esa persona?
—Esta sentado frente a mí en estos momentos.
No es posible ocultar su sonrojo a tiempo, por lo que Harry se queda callado unos minutos.
—Entonces, ¿aceptas?
—Bueno... depende de lo que me invites a hacer.
La idea de su primera cita siempre fue una incógnita para el rubio, ¿cuál es la mejor opción? Pero estando aquí, frente a frente, no tuvo que pensarlo demasiado.
—Dime, ¿alguna vez has visto Londres desde las estrellas?
Esa fue la primera noche que Draco se convirtió en su forma animaga frente a alguien por iniciativa propia y la primera vez que Harry sobrevoló Londres con ayuda del amor de su vida.
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