Capítulo 1) Y él ¿qué hace aquí?

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Era la última mujer en el mundo con la que se casaría.

Capítulo 1

El ascensor se abrió de par en par saliendo del interior la chica de labios rosados, mirada despampanante, personalidad extrovertida, cabello marrón y ojos azules caminaba por los pasillos de la empresa con una mini falda y una blusa sin mangas de florecitas mientras todos observaban como la hija de uno de los socios mayoritarios se movilizaba entre las personas de sociedad quienes le veían y comentaban cosas al ver su vestimenta. Hasta que sus ojos se posaron con la figura de Sebastián Méndez, el hombre que siempre había amado y el que siempre la había rechazado.

Abrió los ojos como plato y se escondió detrás de la puerta de su oficina

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Abrió los ojos como plato y se escondió detrás de la puerta de su oficina.

-Y él ¿qué hace aquí?-

Se preguntó mirando su rostro en la pantalla de su móvil, con una peluca roja y de paso su padre Eduardo Sanetti se encaminaba por el pasillo y perplejo se quedó al ver a su hija escondida como una delincuente y peor aún vestida como una adolescente en su etapa de rebeldía.

-Sophia! -Cómo se te ocurre venir aquí en estas fachas?-

Arrugó el ceño y ella le dió un beso en la mejilla

-Vengo de una fiesta de disfraces y pues no me dió tiempo cambiarme-

Alejó observando la cara de su padre. La conocía bien, era su hija, la Sophia un alma noble que no le importaba lo que la gente pensara de ella pero solo en algunas circunstancias.

---No entrarás a la sala de juntas así vestida-

Reclamó y luego siguió caminando hasta llegar donde se encontraba Sebastián, su perfecto traje gris con el azul de su camisa y de sus ojos. Sophia mordió su labio al imaginarse a Sebastián desnudo entre sus brazos.

Su padre y Sebastian se adentraron a la sala de juntas y Sophia dió media vuelta para volver a casa hasta que torpemente se encuentra con Ulises Méndez Di Reglero, el abuelo de Sebastián.

-Hija mía! Para donde vas?-
Replicó sin fijarse en la vestimenta que traía Sophia

El deseo más grande de Ulises Méndez Di Reglero, era ver a su único nieto y a la hija de su mejor amiga Eduardo, casado, sin embargo la vida y el destino le habían jugado un mal papel.

-Vamos a la sala de juntas, tú también eres parte de esto-

La tomó entre sus brazos sin escuchar las constantes protestas de Sophia.

No podía entrar así, no estaba vestida adecuadamente, cuando su padre le informó que viniera lo más rápido a la empresa jamás se imaginó que fuese para una junta con los más alto ejecutivos. Allí estaría el señor Hollywood, el señor Graham y la señora Linney, le daría pesar que ellos la viera así

-Ulises por favor, no estoy agradable ante la vista de ellos-

Él dejó salir una risa, tomó mi mano y abrió la puerta de la sala y ambos nos adentramos.

Y como era de esperarse todos nos observaron, incluyendo a Eduardo y Sebastián, quién le lanzo una mirada asesina a Sophia ya que según él, estaba interesada románticamente en su abuelo.

-Saludos, Buenos días!-
Comenzó a saludar indicando a Sophia que tomara lugar justo al lado de Sebastián

La junta comenzó formalmente sin que ningunos quitará la vista en una mujer pelirroja, con una minifalda en una de las empresa más grande de todos los tiempos.

Eduardo, su padre, movió la cabeza a los lado y entrecerró los ojos, toda la vida había tenido que lidiar una mujer manipuladora y con una hija con una personalidad exótica. Tenía dos mujeres en su vida que lo volvían loco y a la vez hacían quedar mal delante de los demás.

Cuando la Junta terminó Ulises llamo su atención ante un anuncio

- Sophia y yo tenemos que anunciar una noticia que llenará el corazón de todos-

Comentó Ulises una media sonrisa, todos observaron a Sophia, Eduardo le miró con inquietud mientras que Sebastián se paró de la butaca y se encaminó hacia las afueras de la sala, todos le observaron espectadores incluyendo a su abuelo.

Era más que evidente la noticia que daría rondaba en su mente, Sophia era una trepadora pensó él, se casaría con Ulises Méndez Di Reglero. Y salió de la empresa directo a un bar.

La junta de dió por terminada luego de Ulises mencionar que la empresa más grande de vino se alió con ella gracias a Sophia Sanetti, todos aplaudieron agradeciendo a la chica de ojos azules y cabello marrón, incluyendo su padre quién después de la reunión salió de la sala y le agradeció.

---No estoy contento con esa ropa, muchachita, pero aún así eres mi orgullo y caprichosa hija, estoy orgulloso de ti Sophia-

Eduardo le dió un beso en la frente y siguió sus pasos acompañado de Ulises mientras seguían platicando acerca de muchas modificaciones en la empresa.

Sophia salió hasta el estacionamiento y allí se encontró a Cielo, la hermana de Sebastián, de ojos azules celestes, los ojos de Sebastián eran más penetrantes y azules, en ellos te pierdes y cabello negro como la noche, ambas se saludaron y luego ella siguió su camino.

Volvió a casa cerrando la puerta a sus espaldas mientras veía a su madre dar órdenes a la servidumbre.

Sophia pasó el resto del día en el jardín, apreciaba la naturaleza y respirar aíre fresco mientras veía los árboles moverse de un lado a otro, le inspiraba paz.

Y de repente todo se derrumbó

Sophia no podía creer la noticia, se veía tan sano, lleno de vida y deseo de hacer las cosas, días antes le había entregado una carta pidiendo que la leyera cuando él no estuviera, Sophia se lo tomó a broma y en medio de carcajadas la tomó y guardo en su recámara.

En medio del llanto busco la nota mientras limpiaba sus lágrimas, más que el amigo de su padre, había sido como un familiar, lo quería tanto y ahora le haría tanta falta, sin él nada volverá a ser igual.

¡Hola hija querida!

Estás triste. Lo sé. Estás llorando, sientes que no puedes respirar, que el mundo el injusto, que la vida apestar, que nada vale la pena, sé que sientes el dolor por qué te conozco tal vez mejor que tú padre Eduardo.

Sophia comenzó a llorar sentada en su cama, la conocía tanto incluso mejor que ella misma

Fuiste la hija que siempre anhelé tener sin embargo que Dios y la vida jamás me concedieron, estoy muy orgulloso de ti y toda mi vida la pasé a tu lado como un amigo, como un padre y como tú padrino de experiencia.

De este mundo me fui sin ver mi deseo ser cumplido, por lo que siempre trabajé hasta el cansancio lo lamentable es que entendí tarde que el destino no estaba para ambos.

Pero aún así después de no estar, trataré de hacer lo posible, no me daré por vencido aunque no esté en el plano terrenal para verlo, desde aquí los bendigo y los uniré.

Ulises Méndez Di Reglero

Sophia seguía llorando recostada en su cama, tenía tantas dudas acerca de la carta, necesitaba explicarse a ella misma lo que decía sin embargo una parte de su corazón tenía la respuesta.

¡Dios Mío, Hazme Viuda Por Favor!©/COMPLETAKde žijí příběhy. Začni objevovat