Prefacio. El milagro en el invierno.

74 11 0
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

❛EL MILAGRO EN EL INVIERNO❜

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

❛EL MILAGRO EN EL INVIERNO❜

                             En medio de un cáustico invierno, en un mundo de magia llamado Narnia, escaseaban los espectáculos fantásticos que provocasen cabriolas y algarabías de júbilo en los habitantes. El país que alguna vez fue libre del hielo y en donde alguna vez hubo bonanza para las criaturas y bestias parlantes, fue sometido por una bruja de hielo, cuyo camino hacia el reinado acabó sometiendo toda benevolencia en su camino por el trono.

Los habitantes de Narnia hubieron de elegir un modo de sobrevivir. Unos procuraron hallar refugio y mantenerse al margen de la situación, en espera de que arribara el gran Aslan, rey de los leones, cuya melena flamígera al ser sacudida traería la primavera de vuelta, al igual que llamaría a los hijos de Adán y a las hijas de Eva, quienes por profecía acabarían con la tiranía de la Bruja Blanca. Otros, por lo contrario, escogieron unirse a la guardia de la Bruja Blanca, esperando que al unirse a su bando pudieran vivir mejor en ese invierno eterno. Sin embargo, son los primeros, los fieles creyentes, quienes se aferraban a los designios del destino y los procuraban, alejándolos del mortal criterio de la proclamada reina y sus seguidores, que extinguían cualquier signo de esperanza.

Fue así que un día, cumplido un centenario del día en que los narnianos olvidaron cómo era el bello clima primaveral, pareció recorrer por los bosques una ráfaga de viento estival, el tiempo suficiente para que los narnianos leales prestaran atención a un designio de calidez impropio del crudo invierno, o como lo llamaron: el primer atisbo de esperanza en ese tiempo.

El pequeño grupo de narnianos atentos, aventurados en el bosque, atisbó en el candor de la nieve un lucero de aurífero color. Los primeros en acercarse fueron las ardillas parlantes, curiosas y valientes, que aseguraron que aquello no representaba un peligro, sino un milagro, pues la Bruja Blanca solo aparecía objetos de hielo o de plata que reflejaran su blanco escenario. Los siguientes en llegar fueron los castores y de inmediato una pareja de osos, que también querían ver de qué se trataba todo eso.

Cerca del río y en el lindero del bosque, en el suelo y sobre un cojín de nieve, había una primorosa manzana solitaria que, por un momento, pareció estar forjada por un oro que se tardó días en bruñir; mas aquello no podía ser obra de los enanos, porque su aroma era exquisito, algo imposible de emular para un objeto de metal.

Así, los animales se encontraron haciéndole un escondite, en espera de que la guardia de lobos de la Bruja Blanca no viera el bello pomo del cual desconocían su objetivo y es que, tristemente, esa generación de narnianos poco recordaba del tiempo en que unas criaturas llamadas ninfas, tan humanas como místicas, nacían día con día en un escenario completamente distinto entre ellos, porque ninguna nacía de la misma manera, ni con la misma apariencia, o con los mismos dones.

Entonces, la ninfa a la que las ardillas rodearon con arbustos, los castores con palos y a quien los osos dieron calor, se trataba de una hamamélide, una ninfa de los manzanos que nació por la unión de una pareja exenta a pasar el gélido invierno y produjo aquel pomo caído azarosamente en medio del bosque.

Aunque maravillados con el brillo, con la delicadeza del fruto y el embriagante aroma, los narnianos desearon por un instante que la manzana de oro dejase de brillar para no alertar a los traidores.

Pero repentinamente sus nervios no hicieron más que aumentar, pues de ésta brotaron raíces igual de gruesas y brillantes como cadenas, que se abrieron paso por la tierra para asentarse, gustandole el lugar escogido por los fieles. Los osos se movieron, así como el refugio hecho a las prisas pero con las mejores intenciones colapsó, y pronto el vistoso brote de manzano se hizo un tallo y el tallo se engrosó tanto como la pierna del oso, sobrepasando la altura de la criatura, ramificándose el tronco en la punta hasta dar una buena sombra que los cubrió a todos.

Asustados por el fulgor y sopesando la idea de huir para evitar ser hallados con las manos en la magia buena, prohibida por la tirana, el manzano pareció hacer caso a sus silenciosas plegarias y, de un momento a otro, el árbol dorado se desvaneció, dejando uno del color que todos ellos conocían: tronco de madera blanca con vetas oscuras y hojas del color de las buenas tazas de jade de los castores.

Maravillados y con el temor desvaneciéndose, presenciaron como una de las ramas bajas se inclinó, ante el nuevo peso repentino que tenía. Una docena de manzanas habían crecido, de aquellas primulas flores blancas que no habían visto florecer. Las manzanas cayeron al suelo, listas para ser consumidas y, cuando el primer oso se inclinó para deleitarse con el manjar, vieron ahí a un bebé, entre las pálidas raíces que sobresalían de la tierra.

El bebé tenía la piel pálida y solo estaba cubierto por lo que parecía ser un pañal del color de las hojas del manzano, que comenzaba a cubrirse de nieve así como todo el bebé; la gran osa de la pareja lo tomó entre sus patas, descubriendo así que se trataba, en realidad, de una bebé. Una bebé que, por demás, al ser alzada del suelo hizo pausar el crecimiento de los pomos.

Los castores fueron los primeros en saber que las historias no mentían y que esa niña no podía ser más que una hamamélide, crecida rápido y sin medida bajo el nombre de Sylph, la del bosque, en el año que no podrían saber en ese momento, sería el penúltimo donde presenciarían el invierno.

Los castores fueron los primeros en saber que las historias no mentían y que esa niña no podía ser más que una hamamélide, crecida rápido y sin medida bajo el nombre de Sylph, la del bosque, en el año que no podrían saber en ese momento, sería el ...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
NYMPHS OF OLDSTONES ━━ Chronicles of NarniaWhere stories live. Discover now