RESIGNADO

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Los libros nos liberarán, en un futuro que sea espanto, decía el viejo con cautela.

Mas, ese futuro si acaso es hoy, en cuyo propósito nos hemos dormido, respondió el lector para sus adentros.

Sabemos que no hay faro que ilumine más que dos ojos emprendiendo la lectura, y esa revelación nos concede la vida, la de verdad.

Entretanto morimos adrede, suicidas de una a otra acepción, ni quedan libros, ni quedan libres, sólo calles vacías, y conciencias llenas de remordimientos.

No hace falta remembranzas, si acaso la sangre siga fresca; en el pozo angosto que es la memoria guardamos el baúl que abrimos en clamor del cambio, y recibimos muertos cuando dimos vidas, lo perdimos casi todo, y aún no conseguimos nada.

Pero algo conseguiremos.

Aún la ventisca se puede convertir en tormenta, los mandamás y los mandamenos no nos han expropiado la conciencia.

Pero esta respiración tan clandestina, sabe que las manos no fueron hechas para esconderlas.

Qué lástima ser tan noble en un momento tan frío.

Tocó con sus labios la gruesa portada que hasta hace unas horas estaba polvorienta.

Rezó los pocos credos que había recordado de su abuelo, y salió cabizbajo hasta la estación de policía.

La libertad hace años quedó confiscada por la revolución, y él lo sabía.

¿Llegarás A Florecer?Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon