3.

100 21 2
                                    

Mi cuerpo me pide a gritos que le ruegue a Donovan por su marca. Quiero que sus dientes se entierren en mi cuello mientras me hace suyo. Lo deseo tanto que me duele.

Donovan se acerca a mí. Abro las piernas, invitándolo a hacerme suyo en ese mismísimo instante. Él gruñe y puedo ver que su miembro está duro bajo esas molestos pantalones que quiero quitarle. Lo necesito dentro de mí ahora mismo.

—Donovan…

El fuego que arde en mi interior es tan intenso que no puedo aguantarlo. Necesito que me toque.

Ahora.

Mis ojos se llenan de lágrimas cuándo veo que aparta la mirada. No quiere verme. No quiere observarme. No me quiere.

—Donovan… por favor.

—No puedo— murmuró. —No está bien.

Donovan no quiere tocarme.

Lloro.

—¡Donovan!— oigo la voz del alfa Henry.

Mi padre y Henry entran. Luego se llevan a mi mate lejos de mí. Me enoja. Me enojar verlos arrastrando a Donovan.

Le doy una mirada suplicante a Donovan y noto cómo sus ojos se tornan rojos antes de que se libere y se lance sobre mí. Ni siquiera me muevo, permitiéndole hacer lo que quisiera conmigo. No me sorprende sentir sus dientes enterrandose en mi cuello, sellando tanto mi destino como el suyo. La sangre que sale de mi interior no es nada. No me duele. No siento nada más que un abrumador placer mientras me muerde salvajemente. Los dientes de un alfa son la arma más peligrosa, solo dóciles cuando se trata de sus mates. Me está haciendo suyo de un modo mucho más íntimo que teniendo sexo.

Mi cuerpo entero convulsiona durante todo el rato en el que me muerde. Nadie hace nada por separarnos, pues hacerlo sería como intentar matarnos. Mientras la marca se esté haciendo, nadie debe alejarnos. Él tiene que terminar de hacerme suyo.

—D-Donovan— susurro, aunque suena más como un jadeo. Mi única mano libre se aferra a su nuca y lo empujo hacia abajo, permitiendo que me muerda tanto como le guste.

Donovan tarda unos veinte minutos en finalizar la marca. En todo ese tiempo me estoy retorciendo, jadeando mientras el placer atrapa mi cuerpo. Nada puede sentirse tan bien como tener sus dientes en mi cuello.

Sus colmillos se extienden y siento que libera la toxina de alfa, dándome un poco de su esencia de hombre lobo para hacerme el digno compañero de un alfa. Ahora seré más fuerte que cualquier humano, mas no tan fuerte como un verdadero hombre lobo.

Donovan retira sus colmillos y finalmente dejo salir un gemido, mi entrepierna húmeda por todas las veces que me corrí mientras Donovan me mordía.

Jadeo. Mis ojos se cierran tan pronto como el alfa se aparta, la adrenalina de su mordida desapareciendo con él. Me es imposible permanecer despierto. Solo logro ver que Donovan es arrastrado fuertemente por los brazos de mi padre y Henry, pero me siento tan agotado que no puedo evitar sucumbir al sueño.

Tengo un sueño bastante extraño esa misma noche. Sueño con un lobo. Un lobo negro de ojos rojos que me olfatea y juega conmigo, ladrando y saltando sobre mí con tanta emoción que no puedo evitar reírme a carcajadas. Es como un cachorro, lamiendo mi rostro y manos. Acaricio su pelaje con suavidad. Es tan suave que quiero hundirme en él, porque es tan suave como una sábana.

Me despierto al anochecer. El calor en mi mente ha desaparecido y vuelvo a pensar con claridad. Mis pensamientos son claros, precisos y lógicos. Ahora entiendo.

Entiendo que básicamente he arruinado toda mi vida por un momento de calentura hormonal. He dejado que me muerda un alfa.

Un alfa.

El Alfa Del Cazador. BxbWhere stories live. Discover now