𝐀𝐫𝟏'𝐬: 𝐌𝐨𝐝𝐞𝐥𝐢𝐧𝐠 𝐀𝐠𝐞𝐧𝐜𝐲 -𝒮𝓅𝒶𝓇𝓉𝑜𝓇

-𝟎𝟒-

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Ari lo invitó a comer...

 Claramente dijo que si. 

 El pelirrojo sonrió y volvió a cerrar la puerta del vehículo. 

 Le indicó al chofer a donde se dirigían y este los llevó allá. Llegando minutos más tarde a su destino. 

 Se trataba de un bonito restaurante, con una gastronomía basada en la comida italiana con toques Mediterráneos.

 Se veía caro – y lo era –, así que a Andrés le dió pena estar en dicho lugar. 

 – Señor Ari... ¿No prefiere un lugar... Menos costoso? No creo que sea bueno venir acá... – habló bajo una vez que entraron al lugar. 

 – Tranquilo. Acá trabaja una buena amiga mía. Te aseguro que te gustará mucho la comida de aquí. – dijo sonriendo. 

 A Andrés no le quedó de otra que asentir. 

 Pronto se acercó una mesera, cabello azabache, piel blanca y ojos verdes. En su traje había una pequeña placa que decía el nombre la chica.

 – Buenas tardes, Ari. ¿Lo de siempre? – dijo ella informalmente, cosa que sorprendió a Andrés .

 – Claro que si, Sofi. – dijo Ari entregándole el menú

. – ¿Y para tu acompañante? – preguntó y se acercó un poco para susurrarle – Por cierto, ¿Quién es? ¿Es tu cita? – susurró con una sonrisa

. – Lo mismo para él, Sofía. – dijo cortante, pero sin quitar su sonrisa, ignorando la pregunta hecha.

 – ¿Quieres que le avise a la Señorita Evelyn que estás aquí? 

 – Como quieras, solo vete. – dijo él, molestando a su amiga. 

 Ella rió y se retiró.

 Andres solo miraba sus manos, las cuales estaban apoyadas en la mesa. 

 – ¿Estás bien? 

 – Ah, claro, señor Ari. – dijo con una leve sonrisa. Apenado por todo.

 – Perdón. 

 ¿Qué? ¿Había escuchado bien? 

 – ¿Q-qué? Señor, ¿por qué se disculpa?

 – Mm- seguro te estoy molestando con todo esto-  habló jugando con un tenedor. Lo miró por segundos y luego volvió su vista al cubierto sobre la mesa.

 – Uh- no se preocupe. – Sonrió. – No estoy incómodo, créame. Es solo que... Nunca habían estado en un restaurante así. Es todo. 

 «Bueno, podría no ser la última vez que vengas-» pensó el pelirrojo

– Entiendo... Aun así, trataré de no molestarte tanto... – dijo Ari sonriéndole de manera que, a vista de Andrés , parecía una sonrisa tímida. 

 Minutos después, apareció la chica de antes, acompañada por una rubia. La que era mesera traía con ella la comida de los jóvenes. 

 – ¡Ari! ¿Cómo estás? – habló emocionada la rubia. – Hace tiempo no te pasabas por aquí. 

 – Si... Ya sabes, trabajo y eso. 

 – Es entendible, pero trata de no abandonarnos tanto. – dijo mientras revolvía el cabello de el menor. 

 – Yaa, me despeinas. – apartó la mano de la mujer y las dos féminas rieron. 

 Andres solo observaba en silencio.