—Yo no...

—Permiso. —Dice para luego empujar a Oliver al retirarse.

—Oliver no. —digo tomándole del brazo para evitar que lo siga.

—¿Qué carajo haces hablando con él? ¿Acaso quieres que te vea la cara de estúpida nuevamente? —dice molesto.

—De acuerdo, quiero que te calmes. —digo al notar la incomodidad de Harold. —No eres mi padre, así que deja de decirme qué hacer. Y no me vuelvas a llamar estúpida o te juro que no vuelvo a dirigirte la palabra.

—No te llame estúpida.

—Si, lo que digas. Ahora, si planeas comer conmigo espero que no decidas también que comeré, ya que al parecer algún ser supremo te dio el poder de elegir por mi —digo y camino alejándome de él, hacia el estacionamiento.

Fui hasta el estacionamiento y subí a mi auto. Ni siquiera lo espere. Encendí mi auto y conduje a casa. No planeaba comer con él. Algunas veces se porta como si fuese mi padre, tan sobre protector. Y sé que durante la comida no va a controlar el echarme en cara alguna cosa.

Al llegar a casa me senté en la entrada. Ahí pude notar la mansión al frente. La casa es enorme.

Tengo entendido que tiene seis habitaciones, si no mal recuerdo tiene piscina en la parte trasera, ocho u nueve baños, cinco espacios de estacionamiento, tiene salas adentro y fuera de la casa, lobby, y los antiguos vecinos tenían un pequeño cine.
Es una casa divina.

Lleva semanas la reparación que le están haciendo. Constantemente hay camiones de mueblerias en la entrada. Debe ser una familia bastante millonaria. La casa estaba valuada en 5.8 millones de dólares. Así que hacerle arreglos, luego de haber invertido esa cantidad de dinero, debe ser una familia poderosa.

—Qué haces afuera cariño. —Dice mi madre cuando abre la puerta. Va rumbo al trabajo.

—Observaba la casa.

—Hace frío, entra, te dejé la comida en el microondas. Te amo. —Dice y se inclina para besar mi mejilla. —Nos vemos mañana.

—Si, buen turno, salva muchas vidas. —digo.

En vez de entrar a la casa subí a mi auto. Conduje hasta el centro comercial. Debo comprar algo para asistir a la fiesta de San Valentín. Planeo ir, se ponen geniales.

Estuve caminando con música en mis audífonos por las tiendas, compré varias cosas, aprovechando el viaje. Y el atuendo para la noche fue un vestido rojo con corte de corazón y mangas cortas. Muy lindo.
No compre ningún vestido para el baile, no planeo ir a eso.

Al siguiente día, al llegar a la universidad Harold se encontraba en el estacionamiento aún. Estaba hablando con alguien por teléfono, afuera de su auto. Se le veía estresado.

Durante la clase de estadística nuevamente se sentó detrás de mí. Esta vez su lugar estaba desocupado, pero aún así no lo usó. Las chicas del comité llegaron a entregar los últimos obsequios y me sorprendió que me llegara una caja a mi.
Muy probablemente era Kellen enviando su propuesta nuevamente.
Cuando terminó la clase, aún con la caja cerrada imite la acción de Harold y la tiré en el bote.
No planeaba aceptar a Kellen, estaba de más pasar por una situación tan embarazosa.

—Hola Scarlett. —Dice Kellen caminando hacia mí . —¿Y bien? ¿Qué color debe ser mi flor?

—Kellen, lo siento. Pero no puedo ir contigo.

—¿Es por el imbécil de Oliver?

—No lo llames así.

—Scarlett, el inventó ese rumor, y siempre intenta que estemos separados, pero tu eres demasiado ciega para verlo.

—¿Quieres calmarte? —digo al notar su molestia. —No es por Oliver.

—¿Entonces? ¿Acaso irás con alguien más?

—No. Es sólo que yo... —No pude terminar la frase cuando alguien me interrumpió.

—Si. —Dice Harold. —Va a ir conmigo al baile. Lo lamento amigo, mi invitación si le llegó. —Dice.

—¿Vas a ir con él?

—Si, lo siento, no creí que tuvieras que enterarte, por eso no quise mencionarlo antes, pero si.

—Oh, vaya. —Dice mirando a Harold con bastante rabia. —Te veo en la fiesta, entonces. Cuídate. —Dice y se aleja.

—Gracias por eso. —Le digo a Harold.

—No agradezcas. —Dice. —No mentía cuando dije que mi invitación si te llegó. —sonríe. —Sólo que al parecer no te gustó.

—De qué hablas.

—La tiraste. —susurra entre risas para luego alejarse.

Carajo.
Carajo, Carajo, Carajo.
Rechacé a Harold sin saberlo.

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