1. Mi nombre es Ryu

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-¿En serio? -se acercó y se inclinó a mi altura -, te ves más joven-, fruncí el entrecejo, en verdad me hace enojar cuándo me recuerdan que soy bajito.

Me revolvió el cabello -no te enojes conmigo -, suspiré.

-De acuerdo -este tipo es raro -, ¿Tienes algún pasatiempo interesante?

-Me gusta investigar sobre sucesos paranormales.

Lo miré extrañado -, ah, ¿Cómo fantasmas y cosas así?

Sonrió sin quitarme la mirada de encima -¿ No te gusta?

- No me llama la atención...

En realidad, mentí, me llenaba de intriga. Conforme seguíamos conversando, me di cuenta de una cosa, mi teoría de que nuestros nuevos vecinos tienen algo raro es casi un hecho.
Y Gabriel, aunque a simple vista parece un hombre común y corriente, es una persona muy fuera de lo ordinario.

Los días pasaron y yo me sentía observado, en el único lugar donde hallaba paz y tranquilidad era en mi alcoba, hasta que se ponía el sol, y por las noches se oían voces y ruidos extraños en todo el vecindario.

Cierto día, cuando sacaba la basura ví a un animal extraño saliendo de un contenedor, parecía una especie de mapache, por curiosidad fui hasta donde estaba y la pequeña bestia peluda me saltó encima. Luché como pude y la apuñalé varias con mi navaja para que me soltara, cuando logré degollarlo, me escapé de sus fauces, y me quedé observando su cuerpo tendido en el suelo, su sangre era negra como la tinta y su rostro estaba deforme. Mi corazón aún latía fuertemente y con mucha rapidez por el susto, y yo me encontraba paralizado contemplando el horroroso cadáver.

Una voz profunda y calmada dijo mi nombre, y volteé por instinto, ahí estaba Gabriel caminando lentamente hacia mí.

-¿Estás bien?

Asentí sin decir nada.

Me levanté y noté que mis brazos y todo mi torso estaban cubiertos de rasguños.

-Ryu, no te muevas mucho y respira profundo, mantén la calma.

En ese momento todo se oscureció y sólo podía oír a lo lejos la voz de Gabriel, que me llamaba.

*

Desperté adolorido y con el torso vendado en una pequeña habitación con muebles de madera, muchos libros y un escritorio con una lámpara pequeña de oficina. Me encontraba acostado en una cama ligeramente grande y con mi camiseta y zapatos a un lado.

Me senté para detallar mejor el lugar, y pude ver algunos cuadros abstractos y fotos familiares, en ese momento supe donde estaba -Estoy en la habitación de Gabriel-, miré hacia la puerta y vi como la perilla comenzó a girar, volví a acostarme rápidamente y fingí estar dormido.

Gabriel entró en el cuarto y traía dos tazas en las manos, puso una en la mesita de noche y empezó a beber de la otra. Levantó la silla del escritorio, la puso junto a la cama, y se sentó en silencio a observarme. Al cabo de unos minutos, habló.

-Ryu, deja de hacerte el dormido, no te voy comer- susurró mientras se reía.

Me senté nuevamente.

-Eres una persona muy rara ¿Lo sabías?

Me miró sonriente - Veo que estás muy animado, ¿Cómo te sientes?

-Me duele todo...

-Ya veo.

-¡¿QUÉ MIERDA FUE ESO?!

-Baja la voz...

-Lo siento.

-Ese pequeño monstruo era un animal poseído por un espíritu maligno, o al menos eso es lo que yo creo.

- Bromeas, ¿verdad?

- Por desgracia no, mi querido Ryu.

-Vaya suerte la mía... ¿Y qué diablos hace una cosa así en un vecindario como este?

- Esos seres suelen alimentarse de las malas energías de las personas, la envidia, el odio, el rencor...donde hay sentimientos negativos, ahí es a donde ellos estarán.

-Entonces estoy jodido.

-No lo digas de ese modo, no estás jodido, pequeño amigo, cuando yo llegué estabas vivo y el único cuerpo en el suelo era el de tu atacante peludo, sabes defenderte, pero debes aprender a concentrarte.

Me quedé pensativo.

- Bueno, tómate tu café, se va a enfriar.

Tomé la taza que me ofreció y bebí mi café en silencio.

Se hizo de noche, y dadas las circunstancias llamé a mi madre para avisar que me quedaría en casa de Gabriel, no quería que mi ella viera las heridas que me hizo el animal del basurero, aunque me daba miedo darle tanta confianza a Gabriel, no me quedó más remedio que dormir ahí esa noche.

De todos modos, el tiempo con él sería de ayuda para saber qué carajo sucede en este pueblo.

Las alas de un cuervoWhere stories live. Discover now