—Bailemos —invita Keylan una vez me empuja levemente con su hombro.

Lo miro en busca de alguna señal que me indique que lo hace solo porque me ha traído aquí. Al no encontrar nada más que su dulce mirada, acepto.

Caminamos entre la multitud, hasta que encontramos un lugar para bailar, Keylan empieza a moverse con mucha facilidad, tranquilidad y libertad. Me dejo llevar por la forma en que Keylan disfruta bailar aquí conmigo, la música se detiene luego de varias canciones.

—¿Cómo están? —grita por los altavoces una voz masculina. —Nuestra festejada es una persona muy querida, puedo verlo por la cantidad de personas que están aquí. —Se escuchan gritos de la multitud, veo a Keylan quien ignora las palabras del animador.

La música vuelve a sonar, los invitados a nuestro alrededor bailan como si no les hubieran cortado la inspiración del baile, Keylan se acerca con mi jugo de naranja.

Hay tanta gente aquí que no me he dado cuenta que él se ha alejado de mí, para ir a por mí jugo.

Empezamos a bailar de nuevo, pero somos interrumpidos por una chica de cabello negro, muy lacio y un vestido rojo ceñido al cuerpo.

—¡Viniste! —chilla cerca de nosotros.

La chica se cuelga del brazo de Keylan y se acerca dejando un beso descarado en la comisura izquierda de los labios de él, Keylan esta inmóvil, cuando ella se aleja él le devuelve una sonrisa, pero aun con una ceja enarcada.

Entonces la recuerdo, es la chica con la que lo vi el otro día frente a la cafetería.

Una punzada de dolor empieza ya no a crecer, en este caso es un dolor que abarca todo mi pecho haciendo que me sea difícil mantenerme de pie por mi cuenta, el aire empieza a faltarme, pero lo reprimo, trato de respirar de modo que nadie se dé cuenta de cómo me siento.

—No podía faltar —responde Keylan con felicidad.

Ella pone una de sus manos en el pecho de Keylan y lo mira con picardía.

—Por un momento creí que no vendrías —replica haciendo un mohín.

Keylan suelta una sonrisa girando su cabeza al lado contrario de donde ella esta, la vuelve a mirar con diversión.

—¿Alguna vez te he fallado? —pregunta y acomoda un mechón de cabello de ella tras su oreja haciendo que ella le dé una sonrisa abierta.

Es un conversación muy privada, una conversación que yo no debo escuchar, así que me alejo, de regreso al bar donde habíamos estado antes, luego de varios empujones e insultos llego a mi objetivo, pero está lleno de gente así que decido seguir caminando sin rumbo, para alejarme lo más que pueda de ellos.

Ella era la misma chica que le había llamado la noche que él me llevo a recostarme en el cuarto de Lia y le pedí que no se fuera.

Ha dicho una amiga. Debí imaginarlo, sin embargo sigo sin entender ¿Por qué me trajo a la fiesta de su novia?

Recuerdo algo que había estado olvidando que fue lo mejor de esa fiesta, las pequeñas gelatinas, quizás en esta fiesta también haya, camino de regreso al bar y trato de meterme entre todas las personas aquí, para llegar a los camareros. Una vez mi torso choca con la mesa del bar llamo al mismo chico que nos ha atendido hace un momento.

—¿En qué te puedo ayudar? —pregunta con amabilidad.

—¡Gelatinas! —suelto sin pensarlo.

El chico se acerca un poco más a mí.

—Disculpa ¿qué? —pregunta dejando claro que no me ha escuchado.

—¿Tienes gelatinas? —pregunto alzando la voz lo suficiente para que me escuche por sobre la música que suena en los altavoces y le sonrió educadamente.

¿Cómo conquistarte?Where stories live. Discover now