Especial 100k: Aniversrio.

Comenzar desde el principio
                                    

—No sé, ya te compré una heladería, una casa, te di un perro, dos hijos, te he regalado dos carros. Y amas a uno de ellos más que a mí —río con su referencia al McLaren—, ¿qué quieres que te regale?

Giro entre sus brazos y beso la comisura de sus labios. Desliza la mano de mi vientre a mis nalgas.

—Quiero una noche de pasión. —digo con un tono exagero, sonríe pegado a mis labios.

—Creo que es uno de los mejores regalos que me has pedido.

Me toma en brazos y se levanta caminando adentro, sube las escaleras con cuidado y me deja sobre la cama.

Me acuesto apoyándome en mis codos y echo la cabeza hacia atrás dejando que bese mi cuello. Sube hasta mi mandíbula dejando besos mojados y luego hasta mi oreja. Muerde mi lóbulo erizándome la piel.

Ya siento el cosquilleo en mi coño abrumándome, cosquilleo que aumenta cuando tira del vestido dejándome en bragas y sostén.

Se desnuda por completo excitándome al ver el falo erecto. Se acuesta en el centro de la cama apoyándose en la cabecera y me acomoda sobre él. El calor de su pecho pegado a mi espalda.

Suelto mi sostén dejando los pechos desnudos. Su mano se desliza sobre ellos acariciándolos mientras besa mi cuello. Su mano sigue bajando hasta rozar la tela de mis bragas de encaje.

Mueve las bragas a un lado deslizando los dedos en mi coño. Empiezo a estremecerme con los movimientos suaves que realiza sobre mi clítoris hinchado.

Jadeos rebeldes se me escapan y los acalla besándome. Un beso caliente, pero lento. Sus dedos se siguen moviendo solo deslizándolos. De momento mete uno sacándome un gemido.

Lo mueve lento de adentro hacia afuera. La casa está en completo silencio y solo se escucha nuestra acelerada respiración.

Uno no me basta, quiero más.

—Theo... —entiende mis súplicas e introduce el segundo con movimientos más rápidos. Un va y ven que me llena de placer.

Su mano libre viaja hasta mis pechos y las mías empuñan las sabanas. Sus dedos siguen moviéndose dentro de mi cada vez más fuertes mientras su pulgar acaricia mi clítoris.

—¿Quieres más? —pregunta casi susurrando.

—Te quiero a ti.

Es suficiente para que saque los dedos de mi interior y me gire con delicadeza acomodándome en su regazo.

Mi coño y su polla rozando son un placer que no sabía que necesitaba. Me deslizo con suavidad sin introducir nada, solo rozando y acariciando mi clítoris.

Mi esposo se acerca prendiéndose de mis pechos, pero me echo hacia atrás.

—No.

—¿Por?

—Estoy embarazada, tengo leche materna.

Se encoge de hombros —¿Y?

—Pues...

—No me importa. —se prende de ellos lamiendo y chupando mientras yo sigo dándome placer.

En un momento me toma de la cintura levantándome un poco y ubicando su glande en mi entrada. Bajo con una lentitud tortuosa para los dos. Lo veo tensar la mandíbula echando la cabeza hacia atrás.

—Joder, nunca me cansaré de esto... —dice cuando empiezo a moverme de arriba hacia abajo con lentitud.

Me pega a su boca, y toma mis nalgas magreándolas. Me da dos nalgadas aumentando mi libido. Aprieto los dientes tratando de no gemir cuando empieza a moverme más fuerte.

No como antes, obviamente. Ahora tengo a dos bebés en la panza.

Apoyo la cabeza en su cuello, abrazándolo y arañando su espalda con mis uñas por la fuerza de las embestidas. No hay cosa más rica en este mundo que escucharlo, gemirme en el oído.

Las cosquillas en mi abdomen advierten el orgasmo que se avecina y mis uñas se entierran más en su piel cuando me baja por completo, dejándola toda dentro de mí.

—No hagas eso... —digo casi sin poder hablar.

—Puedo hacerlo, eres mi esposa, mi mujer —la voz gruesa en mi oído me nubla la conciencia—, puedo darte tan duro como quiera y sé que eres capaz de aguantarla toda.

Dios, qué perdición es este hombre.

Las embestidas aumentan fuerza haciéndome gemir sin controlarme y él lo disfruta al máximo. Besa, muerde, chupa y toca todo lo que quiere.

—Hazme tuya. —susurro sin poder resistir más las ganas de correrme.

—Tú ya eres mía.

No lo aguanto. Me dejo ir corriéndome con él dentro de mí. Pasa saliva al sentirlo y yo en realidad no tengo conciencia.

—Eres mía, desde la primera vez que te tuve debajo de mí, pidiéndome que te coja. —lo dice bastante claro para que lo entienda en mi estado de poca lucidez.

Da una nalgada que resuena en la habitación sacándome un jadeo. —¿De quién eres?

—Tuya.

Adiós feminismo, solo por hoy.

Me toma pegando su boca a la mía con fuerza. Da unas cuantas embestidas más y se viene en mi interior. El semen caliente me empapa el coño por completo.

Sale de mí y caigo abatida en la cama. Con el embarazo y este hombre como esposo es imposible no estar cansada.

Su brazo rodea mi torso pegándome a él y apoyando su cabeza en la curva de mi cuello. Da pequeños besos hasta que nos dormimos.

Al siguiente día despierto sola en la cama. Voy al baño y me doy una ducha dejando salir todo el cansancio de mi cuerpo. Me pongo una de las camisetas de mi esposo, ya que las mías me quedan pequeñas y solo lo acompaño con unos pantalones cortos.

Bajo encontrándolo en el jardín jugando con Pluto. Sonrío con la imagen, él lanza la pelota y Pluto corre a buscarla. Por suerte este jardín es gigante, así los mellizos tendrán mucho espacio donde jugar.

Me quedo en el umbral de la puerta observándolo con una sonrisa estúpida plasmada en la cara. Nota mi presencia y viene a mi lado.

Primero se agacha dando besos en mi vientre y saludando a sus hijos como lo hace cada mañana.

Luego sube y me da un beso a mí —Buenos días, señora Maxwell.

—Buenos días, señor Maxwell.

Me toma de la mano llevándome al jardín y lo sigo tomando la pelota que le lanzo a Pluto. Mi esposo me abraza por detrás impregnando su perfume en mí.

—¿Me compras helado?

—Te compro lo que quieras.

Subo la cabeza y me da un beso corto. Error. Muchos besos pequeños en toda la cara.

Definitivamente, después de tanta mierda hay una luz al final del túnel. Al fin logré llegar a la mía y estoy en una de las eras más felices de mi vida.

 Al fin logré llegar a la mía y estoy en una de las eras más felices de mi vida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Hola! ¡Marchu está devuelta con este pequeño extra por las 100k lecturas!

¡Muchísimas gracias a todos!

Los amodoro.❤️

Marchu🦋

Nuestro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora