Extra 500k.

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Madison.

—Amor, ¿de verdad no puedes ir? —le pregunto acomodando la cabeza en su hombro. Los mellizos duermen en la mayor parte de nuestra cama.

Los dos tienen la habilidad de dormir como estrellas, ambos se explayan en la cama como si durmiesen solos.

—Nena, lo que más quisiera es estar ahí, pero sabes que debo asistir a este recital —peina mi cabello con sus dedos, como de costumbre—, pero mira, te llevas a dos versiones de mí contigo, yo iré solo.

—Lo sé, y amo a esas pequeñas versiones de nosotros con mi vida, pero no es lo mismo —centro mi mirada en él—, será mi primera inauguración sin ti.

—Ambos sabemos que no debemos estar personalmente para estar juntos —ubica mi mano en su pecho—. Yo te llevaré aquí y tú a mi igual.

—Dios, odio ser adulto responsable —me quejo y se echa a reír.

—Lo sé, yo igual.

—Deberíamos tomarnos un descanso, digo, casi cuatro años trabajando sin parar, ameritan un descan... —la mano que choca en mi panza me interrumpe—. ¡Auch! Un día me matarán con su mal dormir.

Señalo a los terremotos que se hacen llamar mis hijos. Mi esposo ríe con ganas al ver a mi pequeño dar vuelta en la cama ubicándose sobre su hermana mayor.

—Si no es que ellos solos se matan antes —mueve a Zaid quitándolo de sobre Aitara, mi pobre hija quedó aplastada. Río entre dientes viendo la situación.

Intento levantarlos, pero tienen un sueño pesadísimo. De bebés lo agradecía porque dormían toda la noche y al siguiente día los cuatro nos despertábamos frescos como lechuga. Pero ahora, es un problema. El jet sale en cuatro horas con destino a Miami y ellos irán conmigo a la inauguración de mi nuevo club allá. Pero duermen profundamente.

—¿Y si mejor te los llevas dormidos? —propone Theo—. Anoche se acostaron tarde y por eso duermen tanto.

—Vale, tú ve preparando el jacuzzi mientras yo los llevo a sus habitaciones —entiende mis palabras sin tanto parloteo y agradezco nuestra comunicación. Tres días lejos de mi esposo serán un martirio.

Me acomodo a los mellizos que apenas tienen tres años y no pesan tanto. Ellos tienen sus habitaciones, pero no me molesto en ir a cada una y los dejo a ambos en la de Zaid que es la más lejana a la nuestra.

Acomodo las mantas dejándolos bien cubiertos y observo a mis pequeños terremotos por un instante.

Son unas cositas preciosas.

Me voy sonriendo a la habitación, cierro la puerta detrás de mí con seguro y me deleito con la música que suena, agradezco mentalmente que mi baño tenga un equipo de sonido que solo se escucha ahí y no despertara a los niños.

Empiezo a desvestirme hasta llegar al gran baño. La sonrisa tierna desaparece de mi cara. Jesús. ¿Por qué hace tanto calor? Padre nuestro.

Trago saliva y relamo mis labios observando al semental que tengo como esposo y que justo ahora me espera desnudo y dentro del jacuzzi. Ladea la cabeza y sus ojos se oscurecen al instante al verme desnuda. Sus brazos fornidos descansan en la orilla del jacuzzi, haciéndolo lucir más sexy y permitiéndome ver los tatuajes que se ha hecho en estos años y que aumentan más mi lívido.

Sonríe, pero no es inocente o tierno en ningún momento. No pierdo tiempo y voy por el control aumentando el volumen la música.

Mummy don't know daddy's getting hot
At the body shop
Doing something unholy
He's sat back while she's dropping it
She be popping it
Yeah, she put it down slowly
Oh, eh, oh, eh, oh, he left his kids at home.

Nuestro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora