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Akane no sabe por qué de nuevo esta soñando ese día, pero lo está, y a pesar de lo que pasó después, no podía evitar gustarle porque en su primer momento no puede evitar sentirse feliz al encandilarse del olor a flores frescas que se desprenden el ramo de flores que, a pesar de no ser tan caras como otras flores, era un ramo costoso y hermoso que se encontraba bien cuidado sobre su escritorio después de que Kasumi lo preservó en agua y cortó los tallos húmedos antes de dar inicio a todo lo que ella jamás olvidaría de ese caótico día.

Su mano rozó la suave tela del vestido que portaba los pequeños detalles florales sobre las mangas, el cuello alto de encaje y las flores meramente decorativas en su cabello junto al collar de perlas que nunca había sido vendido por nadie de la familia porque era una joya preciada de la familia, todo eso se combinaba perfectamente para dar paso a su imagen en el espejo.

La imagen de una chica emocionada por estar a punto de casarse con la persona que amaba y que sabía que sentía lo mismo. Tal vez, había sido tétrica la manera en que lo averiguó, pero Ranma le dijo que la amaba, que de entre las otras prometidas ella era a la que escogía con todos sus defectos, como ella lo hacía al igual que con sus anormalidades que en este momento caso era la maldición, que bien o mal era parte de Ranma, a pesar de que este a veces mostraba mucho odio a esta.

Akane mostró una sonrisa al ver su reflejo, admirando el maquillaje hecho con una dedicación demasiado proteccionista que le daban la idea de que Nabiki lo había practicado sin cesar para quedar de esa forma, el cual era lo bastante discreto para reafirmar su belleza natural.

Inhaló y exhaló dejando que sus pulmones de llenarán del regocijo que sentía, lamanetablemente el sueño nunca se detenía ahí o cambiaba, porque era más un recuerdo que un sueño.

—Te ves hermosa Akane. —dijo la voz de Kasumi que estaba a su lado, tal y como lo había hecho desde que su madre había sido apartada de sus vidas, mientras la mayor acomodaba el velo tras su espalda.

La menor Tendo agradeció el cumplido sin poder decir algo diferente porque ese era el día (no, mejor dicho), el momento más feliz de esos años que habían estado bien, pero ahora parecía el mejor de todos desde que los Saotome se mudaron con ellos. Akane parpadeó para alejar sus lágrimas de los ojo y evitar arruinar el trabajo de Nabiki, solo fueron tres parpadeos rápidos y ya estaba viendo a Ranma en su habitación observándola con asombro que inmediatamente paso a ser un rostro cargado de indignación y desentendimiento cuando habló de su confesión en Jusenkyo.

—Yo nunca dije que te amaba. —mencionó despreocupado, nuevamente ocultando su incomodidad, e intentaba de nueva cuenta resolver el asunto con tranquilidad...

—Estas loca, lo has de haber soñado.

...y fallando de nuevo.

Su rostro cambio de uno feliz a uno dolido que él no supo ver porque se cubría con su orgullo, era demasiado orgullosa para admitir que la había herido, cerró sus ojos para no gritarle y al abrirlos de nuevo, el dojo que su familia había decorado con tanta dedicación para ese día, ahora parecía ser bombardeado.

La gente que formaba parte de los invitados gritaban asustados por la barbarie que se estaban haciendo todos los malditos de las fosas por el contenedor con el agua del hombre ahogado, generando conmoción y las dos chicas que intentaban herirla hasta que se les unió Kodachi Kuno.

El hermoso vestido blanco que antes había estado en perfectas condiciones terminara sucio y la falda sufriera un tirón que dejaba colgando una parte de la falda como una cola de pato.

Decisiones con una Base de Mentiras Where stories live. Discover now