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Noriko Tendo siempre se recordaba que Soun no la dejó perseguir sus sueños y ambiciones cuando entró en su vida como su esposa y ella ingenuamente le dedicó su tiempo y devoción, cuando le dijo que lo esperara para casarse y hacerla realmente feliz.

Eso nunca paso.

Al principio creía que era una pequeña etapa en su matrimonio y todo mejoraría cuando el dojo siguiera prosperando hasta que su primer hijo lo heredará, más eso no ocurrió pues la dinastía Tendo era femenina, disgustado totalmente a su marido.

La primera. La dulce y manipulable Kasumi. Los ruegos de su padre para que no se alejara o que se quedara a cuidar a sus hermanas era lo suficiente para alejarla de ella.

La segunda. Nabiki. Su inteligente, pero aún fácil de convencer hija. La chiquilla tenía la astucia que parecía a la de un zorro, más una cosa cara o hermosa en sus manos era suficiente para chantajearla.

La tercera su mayor tesoro. Akane. Ella era tan pequeña. Aunque quería llevársela en ese momento no pudo, le dolía tanto que ella no pudiera tener voz o voto por su edad, más también era bueno porque así Soun no la ponía a su favor.

Recordaba el momento cuando los golpes llegaron, los cuales siempre estuvieron presentes al desafiar a Soun dándose cuenta de que había cometido un error que quería poder remediar, pues aquella no era vida. Le tenía tanta rabia a aquel hombre que le arrebató la vida y justo en el momento en que ella se quería ir con sus hijas para que pudieran ser libres y felices, Soun la detuvo.

Ese día lo tenía más presente que cualquier otro, ella estaba de rodillas mirando al hombre que tenía un gesto de molestia, pasando su mirada de ella a las maletas en las que él sabía que estaban llenas de ropa de su mujer y de sus pequeñas.

-Por favor, no me alejes de ellas. -le suplicó sintiendo la horrible presión en su brazo, ya se imaginaba la golpiza que recibiría.

La había arrastrado por el suelo, ella le gritó que parara como todas aquellas ocasiones en las que lo hacía e igual recibiendo el trato de oídos sordos dejándola maltrecha y lastimada, como una lección para no volver a desafiarlo, pero en esa ocasión solo vió como agarraba la maleta donde guardó una buena parte de su ropa y la de Akane.

-Iremos a dar un paseo, solo nosotras sin su papá, va a ser divertido. -ella les había dicho con una sonrisa tomando las manos de Kasumi y Nabiki que tenía a cada lado mientras llevaba a Akane en su espalda, pues su pequeña dormía.

-¡Por favor para, no me dañes!

-Estoy harto Noriko. - le exclamó molesto Soun jalando su delgado cuerpo por toda la casa. -Pareces una loca Noriko, quieres llevarte a MIS hijas.

Al llegar a la entrada de la casa tradicional, la maleta fue arrojada al patio sin cuidado haciendo que botara la ropa de adentro. Noriko sintió el pasto en las palmas de sus manos al ser empujada a la salida, lo que la hizo voltearse a ver en dirección a Soun que la miraba con rabia.

-¿Qué estas esperando?, ¡Lárgate!

Noriko vio sorprendida la ropa en el suelo, ahí había más ropa suya que la de sus hijas porque era la maleta con su sobrante de la segunda que únicamente era de ellas junto a las pequeñas mochilas.

-No me voy a ir sin ellas.

-Vete o te juro que no respondo por lo que te haga Noriko, tú no puedes cuidar a tres niñas sola. Ni ahora, ni nunca. -dijo molesto Soun tomando el cuello del vestido de la mujer que tembló e intentó liberarse del fuerte agarre del artista marcial.

Noriko trataba de negarse, pero el arrastre a la salida a la calle con lo único que quedó dentro de la maleta, le fue tirado cerca de ella con el riesgo de golpearla cuando se cubrió al ver la acción de Soun de sacarla de la propiedad.

Decisiones con una Base de Mentiras Where stories live. Discover now