La soledad sabe mi nombre

Congelado

Como era de esperar, Lan WangJi cumplió su promesa y no dijo nada del secreto. Sin embargo, tampoco mintió e inventó una explicación. Sus palabras fueron simples: "Luchamos".

Wei WuXian extendió una mano y se masajeó el pecho, como si tratara de romper el sentimiento reprimido dentro de su corazón. Un momento después, espetó: "Sabía que Jiang Cheng no nos habría dejado ir tan fácilmente. Ese mocoso... ¡¿Cómo podría ser esto?!"

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Solo ves lo que tus ojos quieren ver

¿Cómo puede la vida ser lo que quieres que sea?

Estás congelado cuando tu corazón no está abierto

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A la mañana siguiente, Lan XiChen descubrió que Lan WangJi estaba de buen humor. Probablemente nadie más podría notar la diferencia, por supuesto, pero para Lan XiChen, que había pasado toda su vida leyendo a su hermano pequeño, estaba claro como el agua.

Y eso le preocupaba. Inmensamente.

El perpetuamente impasible HanGuang-Jun había saludado a su hermano con una pequeña sonrisa al despertar y le había deseado buenos días.

ZeWu-Jun casi se había caído de su asiento en estado de shock.

Peor aún, Lan WangJi se había quedado en la cama, sin mostrar ninguna inclinación a levantarse y realizar sus abluciones matutinas y vestirse solo. Cuando Lan XiChen lo instó a hacerlo, simplemente dijo: "Más tarde", como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo y se sacudió las mangas. ¡Fue un acto impensable por parte de alguien como Lan WangJi, que encarnaba los principios del clan Lan!

Lan XiChen inmediatamente le preguntó a Lan WangJi si recordaba su sueño febril durante la noche, por supuesto.

Lan WangJi lo miró con calma, casi feliz, y dijo: "No importa, hermano".

"¿WangJi...?"

"Mmm."

"Tuviste una terrible pesadilla anoche. ¿No recuerdas nada de eso?

"..." Incluso ante la mención de la pesadilla, la expresión de Lan WangJi permaneció tranquila y su boca en silencio. No pareció negarse enérgicamente a responder, era más como... ¿Ignoró la pregunta como irrelevante? No, eso tampoco estaba bien. Lan XiChen simplemente no podía entender el comportamiento anormal de su hermano.

"¿Consumiste alcohol?"

"..."

"¿Consumiste alguna droga desconocida?"

"..."

"¿Fuiste contactado por el espíritu del joven maestro Wei?"

A esto, finalmente respondió con decisión. "No."

"Tú... pensaste que estabas hablando con el joven maestro Wei. ¿Te acuerdas?"

"..."

A pesar del silencio, Lan XiChen pudo detectar el fantasma de una sonrisa que brilló momentáneamente en el rostro de su hermano.

Lan XiChen casi gimió en voz alta. "WangJi... ¿En qué estás pensando?"

"Wei Ying".

¿Qué hay de él? Lan XiChen preguntó, alarmada.

"Wei Ying tiene labios muy suaves".

Lan XiChen se quedó en silencio por varios momentos. ¡¿Qué acaba de decir él, el remilgado, correcto y estoico WangJi?! Finalmente, con voz temblorosa, preguntó: "¿Todavía puedes verlo?"