—Ni tú te crees esa basura.

Ofreció su mano.

El recuerdo de la cicatriz vino a mi mente.

Tomé su mano izquierda y la giré, todo se definiría con una sola mirada, es él, debe ser él.

Pero no, no había nada, su piel estaba lisa y libre de cicatrices, me apresuré a ver la otra mano pero de hallaba en el mismo estado de perfección.

—¿Tu fetiches son las manos? —preguntó con neutralidad.

No puede ser.

Entonces quién.

¿Quién es?

Caminé dando zancadas hasta llegar a la ventana, no me importó dejar a Ragen atrás ni mucho menos que las cámaras me capten, a este punto ya nada tiene sentido.

Nadie puede lidiar con mis problemas, Shun me apoya pero qué consecuencias traerá si cuento lo que vi.

¿Alguien creerá en mis palabras?

¿Me matarán?

No puede ser él si no tiene la cicatriz.

Ya tengo suficiente con Kenia.

Mis padres muertos son el mínimo problema cuando estoy en un lugar para locos rodeado de misterios interminables.

—¿Cómo estás? —preguntó el sacerdote sacándome de los pensamientos por los cuales navegaba sin rumbo.

—Bien.

—Creí que no eras creyente —no respondí, es innecesario hacerlo—. Me alegra que hayas venido en busca de Dios.

Para nada, necesitaba estar sola y no tengo ganas de asistir a las clases impartidas ni sesiones de rehabilitación, deseo evitar cualquier contacto con Ragen o sus colegas, la única manera de hacerlo es en la capilla dónde nadie me molestará por horas.

—Mis padres eran creyentes, vine a pedir por sus almas.

—Es un avance —su vista bajó a mi crucifijo para luego agarrarlo con delicadeza—. Esto te protegerá contra todos los males.

—Dígame padre, ¿existe el perdón para quienes matan personas?

—Sí, Dios perdona si en verdad estás arrepentido, su amor nos supera infinitamente, pedir perdón es dar otra oportunidad a quien ha obrado mal e invitarlo a cambiar pero, no signica que se olvide o se borre el daño causado, es una carga difícil de soportar pero debe aprender a llevarla.

—Si el pecado es atroz dudo que lo perdone, quitar una vida no es fácil pero—

—Nosotros no somos quienes para hacer afirmaciones o negaciones sobre el poder divino, lo que sí se sabe es que nuestro Señor perdona, fue capaz de enviar a su único hijo para el perdón de los pecados.

—Creí que me daría una respuesta diferente —levanté los hombros.

—No confundas la Iglesia con la religión.

En definitiva no capté lo que trató de explicar.

—No entiendo.

—Desde tiempos antiguos la iglesia puso normas al igual que otras religiones, sin embargo debes aferrarte a tus creencias, Dios nunca le negaría escuchar su palabra o excomulgaría a alguien, nada tiene que ver la creencias impuestas por hombres ignorantes.

Salí después de horas, los cólicos me matarán si no busco una pastilla, el área médica es silenciosa de no ser por unas bajas súplicas que escuché, provenían del consultorio dental.

RagenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora