14. Caminos cruzados

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Siento haberle fallado...

Las palabras que Moody le dijo a Dumbledore antes de desmayarse debido a la fatiga retumbaban en mi cabeza.

Minerva y yo nos sentamos, ambas mirando el cuerpo de Crouch.

- Debe ser duro para ti esto – dijo mirando primero a Crouch y luego a mí – Harry...

- Harry no sabe quien soy y hoy he arriesgado mucho. Llevo años ocultándome del mundo, perfeccionando mi don y no he podido ver... esto – dije señalando a Crouch

- Hasta el mago más poderoso tiene sus límites – me animó Minerva poniendo su mano en mi pierna.

- Moody no le habló de mí. A pesar de estar bajo la maldijo imperius, no le habló de mí. Ni cuando escuchó mi voz aquella vez que entré en su despacho. Y no le ayudé

- No sabias como

- Tenía sospechas

Vi que dudaba pero la animé a hablar

- ¿qué está ocurriendo?

- Sirius está en el despacho de Dumbledore. El perro negro... es Sirius

- Al final lo consiguieron... - dijo para nada sorprendida – Se convirtieron en animagos

- Desde quinto – le expliqué

- ¿Te lo dijeron?

- No pero no me pregunte como lo supe – recordé aquella noche que los encontré a los tres desnudos en el campo de quidditch después de una Luna Llena.

Cerré los ojos para poder concentrarme mejor y ver que ocurría en el despacho de Dumbledore. Decidí mirar con tres minutos de retraso.

Sirius se encontraba allí, de pie. Tenía la cara tan pálida y demacrada como cuando había escapado de Azkaban. Cruzó en dos zancadas el despacho.

— ¿Estás bien, Harry? Lo sabía, sabía que pasaría algo así. ¿Qué ha ocurrido?

Las manos le temblaban al ayudar a Harry a sentarse en una silla, delante del escritorio.

— ¿Qué ha ocurrido? —preguntó, más apremiante.

- Dumbledore le está contándole a Sirius todo lo que ha dicho Barty Crouch – le expliqué a Minerva

— Necesito saber qué sucedió después de que tocaste el traslador en el laberinto, Harry—le dijo.

— Podemos dejarlo para mañana por la mañana, ¿no, Dumbledore? —se apresuró a observar Sirius. Le había puesto a Harry una mano en el hombro—.Dejémoslo dormir. Que descanse.

De estar allí, habría apoyado a Sirius pero Dumbledore tenía razón. Yo también necesitaba saber que había pasado para completar las lagunas de mi mente.

— ¿Se conectaron las varitas? —dijo, mirando primero a Harry y luego a Dumbledore—. ¿Por qué?

Harry volvió a levantar la vista hacia Dumbledore, que parecía impresionado.

— Priori incantatem —musitó.

— ¿El efecto de encantamiento invertido? —preguntó Sirius.

— Exactamente —contestó Dumbledore—. La varita de Harry y la de Voldemort tienen el mismo núcleo. Cada una de ellas contiene una pluma de la cola del mismo fénix. De ese fénix, de hecho —añadió señalando al pájaro de color oro y escarlata que estaba tranquilamente posado sobre una rodilla de Harry.

Le relaté brevemente lo que Harry le contó a Dumbledore y a Sirius. Minerva asentía según iba avanzando.

— Entonces, ¿qué sucede cuando una varita se encuentra con su hermana? —quiso saber Sirius.

Una vida diferente: Always by your side (Sirius Black y tu)Where stories live. Discover now