Capitulo 1

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Era una fría mañana aquí en París, las calles se veían tan deshabitadas, el cielo estaba gris por lo nublado que estaba, y el canto de los pájaros ya no se escuchaban como cada mañana, total, era otro día triste para mí.

-¡Chloe, ya me voy a trabajar!-Se escuchó la voz de mi dulce esposo desde la planta baja, seguida de un leve portazo.

Estaba acostada sobre mi cama, las finas y delgadas sábanas blancas cubrían la mitad de mi cuerpo, hacía mucho frío según el clima del noticiero, pero yo no sentía nada ahora. Tenía la mente en blanco, no podía poner atención a las cosas, me distraía hasta con la cosa más mínima que veía.

Hace dos semanas atrás descubrí algo que no me hubiera gustado saber, como cualquier otra mujer casada, descubrir un engaño. Sí, me dolía bastante tener que admitirlo, pero tenía que afrontar la realidad, mi esposo me engaña. No tengo ni la menor idea desde cuando, ni con quién, y el por qué, pero lo hacía.

No le he reclamado nada y he actuado como si no hubiera visto ni descubierto nada. Me quedaba callada. Pero era porque desde entonces no he podido quitar ese shock que siento aún al descubrir esa traición, preferí callarme por el momento, sé que tengo que decirle y reclamarle, pero algo me decía que no debía, no por ahora.

Me levanté como pude de la cama, me di una ducha rápida, y me puse mi cómoda ropa deportiva para salir a correr mi rutina diaria, tomé una botella de agua del refrigerador y salí directo a la plaza a correr, tan solo había unas cuantas personas. Tomé mi móvil y conecté los audífonos para escuchar la primera canción que se encontrara en la lisa, ''Stereo Hearts'', amaba esa canción, me lo puse en la chaqueta y comencé a trotar.

Después de dos largos kilómetros opté por descansar un rato en la banca, tomé un poco de mi botella casi vacía de agua y miré hacia el cielo despejado.

Mi celular comenzó a sonar, así que rápidamente contesté al saber quien era.

-Sabrina-Dije con una leve sonrisa, es mi mejor amiga, como una hermana para mí, así que hablar un poco con ella me alegraría el día-Que bueno que llamas.

-Lo sé, siempre es bueno oírme-Bromeó-¿Cómo estás cariño? ¿Qué haces?

-Corro en el parque-Dije simple-¿Y tú qué haces?

-Nada interesante, realmente.

-Oh, pero eres Sabrina ¡siempre haces cosas interesantes!-Bromeé con una sonrisa divertida, desde la línea escuché como se reía.

-Oh calla. En fin, ¿tienes algo que hacer esta noche?

-¿Me estás invitando a una cita?-De nuevo bromeé, como les digo, Sabrina saca mi mejor humor, aún cuando estoy de lo más deprimida.

-Tonta-Rió-Te quiero invitar a un bar esta noche. Bailaremos hasta que amanezca ¿Qué dices?

-No lo sé Sabrina. Luka llegará hoy temprano y pues...

-Oh, no hables de ese idiota ¿Si tienes claro lo que te está haciendo verdad?

-Sí, lo sé-Murmuré en un suspiro.

-Bien. Entonces no digas más y ve al bar-Dijo en forma de regaño, a veces actúa como mi madre-Tal vez conozcamos chico lindos que nos inviten una buena copa y un poco de baile.

-Sabrina, sabes que no aceptaría la invitación de nadie. Tengo mi anillo de bodas ¿Qué van a pensar?

-Quítatelo, así de simple. Si fuera tú me lo quitaría desde el primer momento que descubriera esa traición.

Miré mi anillo detenidamente. No podía quitármelo, me dolería demasiado al quitármelo, simplemente jamás me imaginé no tenerlo puesto.

-No se diga más, pasare por ti a las 8 PM-Dijo y colgó.

Sabrina tiene razón, yo no puedo quedarme aquí viendo como mi esposo me engaña a mis espaldas, aún soy joven, tengo 24 años, tengo que disfrutar de mi vida, hoy será mi noche, la disfrutaré tanto hasta que me embriagaré, y disfrutaré como aquellas noches de cuando era soltera y despreocupada.

Las horas se pasaron rápidas, el reloj marcaba las 7:00 de la noche, se supone que Luka debería estar aquí a las 7:30 PM, así que rápidamente me puse mi vestido color negro y ajustado que me quedaba a la mitad del muslo, tenía un pequeño escote, era un vestido muy elegante, bello y decente a la vez. Terminé de maquillarme y de colocarme mi lápiz labial rojo que hacían ver mis labios más llamativos, y al final me puse mis largas botas blancas, un poco de loción y listo.

Miré el reloj, 8:10 PM, y aún no llegaba, ha de estar con la otra, debí suponerlo.

Un claxon se escuchó y rápidamente me asomé por la venta con miedo, era Sabrina, mis nervios se esfumaron al ver que no era Luka. Abrí la puerta y salí, no sin antes apagar todas las luces y cerrar mi casa con llaves.

-¡Ay, mírate!-Me miró con una sonrisa-Te ves bellísima.

-Mírate tú-Sonreí-Te ves espectacular.

-Gracias querida, vas a ver que hoy será nuestra noche-Me guiñó el ojo y arrancó hacia el bar.

Sin duda hoy no era mi noche, estaba sentada en uno de los sofás del lugar, la música estaba a todo dar, había demasiadas personas, y yo me encontraba sola bebiendo un vaso de plástico rojo de refresco, ya que casi no tomo, y si lo hacía, siempre era en una copa.

Miré hacia Sabrina que bailaba animadamente con un chico alto y de pelo castaño, se veía que se divertían.

Seguí sentada sola viendo detenidamente mi vaso, hasta que sentí una mirada sobre mí, pero de tantas personas que habían no supe quien era el causante de aquella mirada que presentía, hasta que choqué la mirada de un chico rubio de cabello ondulado, tragué saliva nerviosa, su mirada era tan intimidante que causaba algo de miedo. Giré discretamente mi cabeza a ambos lados para confirmar si me veía a mi o a cualquier otra chica de este lugar, pero no había nadie en ninguno de mis lados, así que de nuevo miro a aquel chico, quién seguía mirándome fijamente. Asustada me levanto de mi lugar y camino hacia la pista con la intención de perderme de vista de aquel misterioso chico, volteó hacia atrás y miré que él ya no estaba sentado en su lugar, cuando volteó hacia adelante, aún un poco sorprendida de no verlo, choco con alguien, al mirar hacia arriba me encuentro con él, y su mirada muy bien puesta sobre mí.


Sin miedo (Adrichloe)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora