✘T R E I N T A Y C U A T R O✘

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Recuerda también que en cuanto su padre llegó del viaje, corrió a contarle lo ocurrido. El padre se había quedado atónito. Pero no por el relato del niño, sino por el hecho de que había hablado de nuevo. Primero se alegró, lo abrazó; pero al ver que el chico insistía en que lo escuchara, su actitud cambió y lo llamó «egoísta».

El padre no le creyó. Nunca lo hizo.

Lo que sucedió aquella noche, comenzó a repetirse cada vez que ambos se quedaban solos y así fue durante años.

El pequeño se refugió en el estudio. Se vio interesado por la biología. Veía con ojos peculiares el mecanismo del cuerpo humano. Quedó fascinado con la forma en que estaban conformados los seres vivos. Llegó a aprenderse cada sistema, hueso y órgano del cuerpo, todo esto por su cuenta, preguntando a su tutora y saciando su curiosidad.

Pasaron los años y el niño dejó de ser niño. Maduró y su cuerpo lo hizo con él.

La última vez que Amber intentó abusar de él a los 14 años de edad en el salón de su hogar, Erwan supo defenderse. La empujó y la golpeó con el atizador de la chimenea que tenía a mano. Una y otra vez hasta que su cabeza dejó un charco de sangre debajo de ella. La mujer dejó de mostrar resistencia cuando quedó inconsciente.

Erwan sintió algo bueno por primera vez en mucho tiempo: satisfacción. Llevado por la adrenalina, tomó un cuchillo de la gaveta de los cubiertos y abrió el cuerpo de la mujer. Sacó sus órganos, los observó con deleite. Era muy diferente verlos por imágenes a poder tocarlos. Descubrió que las tripas no le gustaban, pero que el hígado le causaba curiosidad, el estómago, en cambio, lo echó a un lado al instante.

Sin embargo, el que más le atraía era el corazón. Aquel órgano latía, y lo hacía durante unos pocos segundos aun estando fuera del cuerpo. Colocó una de sus manos ensangrentadas en su propio pecho y sintió como el suyo propio palpitaba.

No pudo haberse sentido más feliz con la imagen frente a él y con el órgano de aquella mujer que tanto daño le había hecho, envuelto en su mano.

Ese día nació un monstruo.

Cuando el padre llegó a casa, se encontró con la imagen de su esposa abierta en el suelo y la de su hijo ensangrentado jugando a la play en el salón.

—Ya volviste, padre. —exclamó el chico con una sonrisa de oreja a oreja. Nunca lo había visto sonreír así.

Aquel hombre no preguntó, no entró en pánico como hubiera hecho cualquier persona en su lugar. Sino que buscó soluciones.

Contrató a alguien para que se deshiciera del cuerpo y limpiara los rastros de que su hijo había tenido algo que ver. Un escándalo como este, hubiera echado a perder su trabajo y él no quería perder nada más en su vida.

Contactó con un especialista en hipnosis, capaz de eliminar cualquier rastro de maldad en su hijo. Hunter O'Dherty, psicólogo de primera. Tenía buena reputación en su trabajo y en la discreción con la que trataba a sus pacientes.

Al principio, el chico se resistía a asistir a las sesiones, eso solo ocurrió con las primeras; luego, de repente, él solo y, por propia voluntad, iba dos y hasta tres veces a la semana.

Cuando el tratamiento terminó, Erwan creía que Amber había abandonado a su padre, gracias a lo que su progenitor le contó a él y al mundo en general, y hubo olvidado por completo el incidente con su madrastra; al menos eso era lo que creía su padre que sucedió gracias a la intervención del psicólogo.

La verdad estaba muy alejada de eso.

El Dr. Hunter le propuso un trato al joven al comenzar a tratarlo y notar que, gracias a sus rasgos psicóticos recién adquiridos, había sido la única persona capaz de resistirse a su hipnosis.

Control: un cuerpo, dos almas©️ [Killer #0]Where stories live. Discover now