¿Y su número es...?

723 123 41
                                    

El dolor de cabeza fue lo primero de lo que se quejó Hinata al despertar, luego la luz cegadora del gimnasio en el que se encontraba le hizo querer taparse los ojos, pero cambio de opinión cuándo un hombre apuesto se cruzó en su espacio visual.

—¿He muerto?

Fue su primera conclusión, no creía haber visto a una persona tan hermosa en su vida. O estaba bendecido en vida o se había muerto y por algún motivo aquel ángel con gafas le estaba esperando para mostrarle el cielo. Cualquiera de las dos opciones era más que aceptable.

—Aún no, idiota. — le respondió el ángel y Hinata pensó que era uno agresivo. Quería una reunión con Dios para pedirle uno de esos, específicamente ese. Pero ya no podría hacerlo porque al parecer estaba vivo.

La confirmación llegó cuándo Kageyama y el resto del equipo se reunió a su alrededor. Con un vistazo rápido determinó que estaba en Karasuno, pero algo no cuadraba ya que era como si el pasar de los años hubiera adornado las paredes. Volvió a concentrarse en Kageyama y salió de su inquietud cuando se dio cuenta de que no estaban en preparatoria: —Pareces de treinta.

—Y tú de treinta y uno.

Hizo algún quejido porque luego Sugawara tomó el lugar del otro lado del ángel que por algún motivo no dejaba de tomar su mano.—¿Hinata, estás bien? El balón golpeó tu cabeza cuándo Asahi sacó.

Así fue como fue escuchando que sus antiguos compañeros de equipo se juntaron para un juego amistoso en su antigua preparatoria. Actualmente tenía la edad que su enemigo ceñudo le había indicado y que era jugador profesional de Asas.

—Eso puedo recordarlo. — Ahora que el impacto inicial había pasado podía ubicarse un poco más en tiempo y espacio. Sólo que algo no se sentía bien e hizo otra queja por ello.

Luego el ángel lo ayudó a sentarse con cuidado, recibió de parte de Daichi un paño húmedo y aquel celestial limpió su frente para luego apoyarlo en su pecho como algo seguro y tan cálido que por un momento volvió a sentir que moría. Pero algo estaba faltando, no podía recordar a esa persona en absoluto. Definitivamente debe ser alguien nuevo que tal vez uno de ellos trajo con él. Pero se sentía tan cómodo que no quería moverse de su lado.

—Idiota, — había una nota cariñosa detrás de esa palabra tan hermosa en sus labios—¿Cómo te sientes? ¿Sabes cuál es tu nombre?

—Estoy bien, mi nombre es Hinata Shouyo ¿Y tu número es?

Una queja colectiva vino de sus compañeros pero el lindo ángel sonrió maliciosamente acompañado de un levantamiento de cejas bastante de cuestionable.

—No puedo darle esa información. — Hinata se desinfló y derrepente prefirió el infierno en dónde podría lamentarse de la vergüenza cuándo escuchó las siguientes palabras: — Soy un hombre casado y mi esposo se pondría muy celoso.

—Pero yo no lo soy.— Hinata escuchó "mentiroso" de parte de Kageyama y de otros más. Consideró eliminarlos a todos de sus redes sociales y de su vida también.— ¿Si no me das tu número podrías tal vez darme tu nombre?

—Para los idiotas soy Tsukishima, pero para mi esposo soy Kei.

Hinata probó el nombre en su boca y no le gustó como sonaba "Tsukishima", algo no se sentía bien. Por eso se olvidó de todo y se escondió en el cuello de aquel extraño que por algún motivo no lo apartó. Al contrario, al segundo sintió como unos dedos se colaban en sus hebras y peinaban con cuidado y afecto sus pequeños risos mientras seguían sentados en el piso. Hinata luego recordó que el ángel que no era ángel era un hombre casado y se apartó un poco. La mano que estaba acariciando su cabello se detuvo pero no se alejó.

¿Y tu número es...? | TsukiHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora