The prince and his soldier

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"Será un honor, príncipe Rodrigo" El sastre sonrió ofreciéndole su mano, la cuál aceptó con la misma sonrisa.

Tomás lo había llevado de allá para acá por casi todo el castillo, acompañado de dos criadas las cuales llevaban un montón de telas en sus manos, intentando no dejarlas caer a cada paso que daban

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Tomás lo había llevado de allá para acá por casi todo el castillo, acompañado de dos criadas las cuales llevaban un montón de telas en sus manos, intentando no dejarlas caer a cada paso que daban. Rodrigo no entendía a que se debía todo eso, pero se alivió una vez que el sastre se decidió por salir al patio para tomar un par de medidas.

"¿Qué edad se supone que tiene usted, Sir?" Cuestionó Rodrigo extendiendo uno de sus brazos para que Tomás tomara medidas.

"Veintitrés años. Trabajo en esto desde que tengo memoria, mi padre me enseñó todo lo que sé; De hecho, fué el sastre de su madre, príncipe" Hablaba mientras extendía el metro de su hombro a su muñeca, susurrándole a una de las criadas algo que después anotó.

"Oh... Una gran coincidencia" Tomás río por lo bajo sin responder nada más, mientras seguía concentrado en su trabajo.

Rodrigo se distraía con el paisaje o viendo a los jardineros y sirvientas arreglar las flores que decoraban todo el patio del castillo. Su mirada se perdió finalmente en un dichoso soldado, quién hablaba con uno de los cocineros a los lejos.

No pudo evitar perderse en su silueta. Era demaciado alto, quizás por eso era el mejor soldado. También era increíblemente atractivo, estaba seguro de que habría recibido más de una declaración por parte de alguna joven, y seguramente, también una propuesta de matrimonio, le sorprendía que aún no estuviese casado.

Iván voltea a verlo una vez el cocinero se ha ido, y Rodrigo le sonríe amablemente, el soldado devuelve la sonrisa con un asentimiento en señal de la típica reverencia.

Tomás aprieta el metro en su cintura demaciado fuerte y Rodrigo se sorprende, casi cayendo del pequeño banquito en el que estaba parado, Iván contiene la risa con una de las manos en sus labios.

"Perdone, su alteza" Se disculpa el sastre mientras sigue con su trabajo, Rodrigo asiente a duras penas recuperando el aliento nuevamente, y su rostro se calienta al ver a Iván riendo disimuladamente a lo lejos por lo sucedido.

Finalmente un sirviente se acerca al soldado para llamar su atención, pues el rey lo solicita, e Iván se apresura a ir dentro del castillo nuevamente, no sin antes darle una última mirada a Rodrigo, como si se estuviera despidiendo.

El príncipe suelta un suspiro al sentir el metro dejar de apretar su cintura, y también al notar como el soldado desaparece de su vista.

"¿Cuál le gusta más, el borgoña o el granate?" Pregunta Tomás alzando dos telas de un tono rojo que para Rodrigo son exactamente el mismo.

"Ehh..."

"

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Just Rodrivan | One-shotsWhere stories live. Discover now