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La noche estaba siendo entretenida, había gente con intereses en común, sin embargo la mirada de la joven Cécile había estado muy interesada en Oscar, él platicaba con una de las amigas de su madre.

No le encantaba de todo ver la escena, Oscar coqueteaba y la mujer igual, era muy
notorio. Esto solo era un simple juego de parte de Oscar para ver si la chica los miraba o se interesaba y justo como supuso así fue, ella se acercó y se sentó junto de él.

La rubia le dedicó una sonrisa y susurro un pequeño "hola" cuando el volteo a verla, el rojizo de sus labios combinaban con el rastro de vino que había en su aliento, terminó su conversación con la mujer para voltear y mirar a la chica que se había sentado en el amplio sofá junto de él.

—Alguien se la está pasando bien — se acomodo ligeramente hacia ella, sus piernas se rozaban suavemente era algo cautivador. —

— Estás "reuniones sociales" solo se tratan de esto — señaló su copa de vino y hizo una mueca, ciertamente se encontraba ebria, el vino no era uno de sus mejores amigos, la embriagaba con rapidez. — Se trata de mi padre queriendo encajar con los demás empresarios, dando este tipo de fiestas, presentándome como su hija única y cuando esté lo demasiado ebrio hablar de lo mucho que le hubiera gustado que fuera varón. Se trata que mujeres casadas como la que tienes junto encuentren un hombre para pasar la noche. — murmuró lo último en voz baja, soltó un suspiro pesado,  Oscar sabía que la mujer era casada pero quería ver la reacción de Cécile.

— Lo sé, así son la mayoría de estas fiestas, veladas coquetas disfrazadas con algo de negocios y la que está ebria eres tú, ahora.—  ella lo miró con los ojos entrecerrados, iba a decir algo más pero simplemente apretó los labios después. No tenía que recordarle que estaba ebria, ella lo sabía, solo se levantó de dónde estaba y suspiro pesadamente ya que no había logrado que Oscar no siguiera hablando con esa bruja venenosa, según ella no eran celos pero notaba a Oscar lo había notado desde que llegó al departamento de enfrente y como cuando ella tomaba su té en la cafetería él la observaba, si había notado eso y no le molestaba pues no sabía aún mucho de él pero su mente solo pensaba que no podría ser tan malo.

Trataba de convencerse de que lo que sentía no era atracción, pero el alcohol a menudo la hacía actuar de manera estúpida, no sabía si le llamaba la atención por qué era americano pero no parecía tener costumbres americanas, incluso vio unos libros en español en su casa todo lo hacía más atractivo.

Si, fue en ese momento que se propuso conocerlo, no solo pequeñas charlas y saludos formales, quería saber a fondo y tenía que buscar la forma de hacerlo.

Era un hombre y si, era atractivo, educado y su seductor acento era solo la cereza del pastel.

No sé comparaba con los fastidiosos compañeros de su universidad, su interés si la asustaba por que no se había sentido así de intrigada por un hombre y mucho menos quince años mayor.
Eso no le importaba, la mayoría de las mujeres de su familia salían con hombres mayores.

Después de que el moreno expusiera su estado de ebriedad solo salió al jardín para sentarse, era el lugar más solo, la gente solo iba por la sala y pasillos de su hogar y se olvidaron de el hermoso jardín al que ella daba cuidados.

— Siento si decir que estabas ebria te molesto, realmente esa no era mi intención molestarte. — una voz masculina apareció por un costado de dónde se encontraba, volteo a verlo con una sonrisa ladina.

— Supongo que fue molesto de mi parte interrumpir el coqueteo con esa mujer. — La rubia se sentó en una banca de madera que había ahí, le hizo un espacio al mayor para que la acompañará.

— Un poco sí — bromeó, después de una corta risa tomo asiento a su lado y siguió hablando: — Solo no quería que hablaras mal de tu padre enfrente de ella y de las otras personas que teníamos junto.

— Seguramente ya hablaron mal de mi ¿No es así? que soy solo una mimada.

— Precisamente, no te conviene si un día piensas trabajar con tu padre, llámame entrometido si quieres pero así es en la mayoría de empresas. — Ella asintió y frotó suavemente sus ojos tratando de aclarar su vista. — Son muy pretenciosos, en fin tengo que ir a descansar, ¿puedes darle las gracias a tu padre de mi parte?
Está ocupado con sus invitados.

— Yo las recibiré por su parte, pero espero que descanses — se levantó de su asiento y se acercó a dejar un beso en ambas mejillas del moreno.—

El solo la observó por unos breves segundos y asintió sonriendo, sus besos fueron suaves supo que estaba perdido cuando esos breves besos lo dejaron queriendo más de su cercanía.

Se separó de la rubia que cuando él se alejo regreso a la fiesta, el salió de la lujosa casa para cruzar la calle y entrar a su edificio, saco las llaves de su saco para abrir su departamento.

Había conocido una nueva cara de la menor, con varias libertades y resentimientos hacia su padre, quería saber más pero se lo tomaría con calma ya que eso puede llegar a ser incómodo para ella y ahora con unas copas lo había dicho como si nada.

Después de esa noche pasaron dos días para que los caminos de Cécile y Oscar volvieran a cruzarse, fue curioso por qué Cécile tomo algo de valor para hablarle cuando el iba camino al trabajo y ella salía a pasear con su pequeño perrito.

— Hey, Oscar — grito ella cuando lo vio caminando con su pequeño maletín, al escuchar la femenina voz que ya era conocida sonrió y volteo para esperarla alcanzar su paso — Buen día, ¿vas al trabajo?

— Prácticamente pensaba en tomarme el día pero me pidieron papelería que tenía en casa, entonces solo la llevo a la oficina.— Ella hizo una mueca triste ante su comentario.

—Pobrecito, debieron dejarte dormir. ¿Tienes planes después de dejar los documentos? — el negó con la cabeza — Vayamos a tomar algo, tal vez un té de frambuesa ¿Te gusta?

Ahora ella lo estaba invitando, era más atrevida de lo que pensó pero acepto sin dudarlo.

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muchas gracias por leer. ♡

Ultraviolence | Oscar Isaac Donde viven las historias. Descúbrelo ahora