Carta de un Náufrago

Parte V "La carta"

La carta estaba firmada por Wayne M. Eldrich, junto al número 44 muy al filo de la hoja. Nunca supe lo que significaba. ¿Un año?, ¿Su edad?, o tal vez el número de cartas que escribió intentando pedir ayuda. De ser correcta la primera de mis suposiciones, la carta había sido escrita en 1844. En esos años el aceite de ballena fue el principal combustible utilizado para iluminar las casas, lo que le daba completo sentido a la historia de la Binger.

En mis manos tenía una historia y la responsabilidad de buscar más sobre él. Aunque poca, tenía información suficiente para encaminar una búsqueda. Sabía el nombre de la embarcación, la cual decía ser la más grande de su tiempo fabricada con madera. Conocía el nombre del capitán, de una familia de renombre en la industria naviera. Y sabía del naufragio.

Otra de las posibilidades era que uno de los 44 intentos de Wayne Eldrich habría llegado a mis manos. Si eso era verdad tal vez había más personas que encontraron las demás cartas. Alguien debería saber más sobre Richard Mcbill y la Binger. Tenía que hacer algo con ese viejo papel amarillento repleto de letras de orilla a orilla. No podía solo quedarme de brazos cruzados.

Y en su memoria, yo sabía que debía contar la historia, encontrar las demás cartas, investigar sobre el naufragio y quizás con suerte algún día dar con esa isla. Algo dentro de mi quiere saber más de él. Encontrar a quien pudo ser su familia. Decirles que su bisabuelo o tatarabuelo fue un hombre valiente que se aventuró en busca de la fortuna.

Pero también necesitaba saber sobre el lugar del naufragio. Sobre que fue lo que atacó la Binger devorando incluso la madera. ¿Qué clase de monstruo colosal podría hacer tal cosa con la nave más grande de su estilo?, ¿Fue real?, o tal vez solo se trataba del producto de la imaginación de Wayne. Tenía que averiguarlo todo. Aunque siempre con la posibilidad en mente, de que nunca lo sabré.