Daniel: bueno, dormías tan plácidamente que no quise despertarte, además Moria de calor y necesitaba refrescarme.

Regina: entiendo, el verano aquí está muy fuerte.

Daniel: si, mucho ¿vamos a desayunar?

Regina: si vamos, tengo muchísima hambre.

Regina tomó su bolsa, ambos salieron de la habitación.

Ariel arreglaba el salón de manera estratégica para llevar a cabo su plan, mientras Ximena quien estaba de muy buen humor por lo que seria un día inolvidable para ella empezaba a arreglarse también para la ocasión.

Regina y Daniel desayunaban tranquilamente, aunque él estaba un poco callado.

Regina: ¿te pasa algo?

Daniel: no, ¿por?

Regina: es que estas más callado de lo habitual.

Daniel: bueno es que no sé como comenzar lo que debo decirte.

Regina: ¿de qué hablas?

Daniel: anoche te dije que necesitaba decirte algo muy importante, ¿te acuerdas?

Regina: si, y por tu cara creo que no es algo muy bueno.

Daniel negó con la cabeza.

Daniel: no, no lo es, sin embargo, debes saberlo, pero antes que nada quiero que sepas que te amo mas que a nada en este mundo.

Regina lo vio muy seria.

Regina: ¿ de que se trata? ¿de Ximena? ¿Paso algo más entre ustedes dos y no quisiste decírmelo antes?

Daniel: no, ella nada tiene que ver con esto que voy a decirte.

Regina: ¿entonces?

Daniel tomó ambas manos de Regina.

Daniel: mi amor, se trata sobre mi padre, hay algo que no te dije de él. - dijo con la voz entrecortada-

Regina: ¿Qué pasa? ¿Por qué te cuesta tanto decírmelo?

Daniel: es que su muerte tiene que ver con tu familia- dijo muy conmovido-

Regina se sorprendió bastante y de un solo movimiento lo soltó.

Regina: ¿Qué dices?

El salón empezaba a llenarse de personalidades muy importantes del mundo de la construcción, Ximena fue una de las primeras en llegar al lugar, se acercó a Lorenza para saludarla, luego fue a sentarse muy adelante.

Ariel: mírala, tiene una cara de satisfacción que ni siquiera puede disimular, seguramente cree que este será su gran día.

Lorenza: si, no lo había notado, tengo miedo de lo que pueda pasar hoy.

Ariel: es ella la que tiene que temer, tranquilízate, no debe darse cuenta de que estas nerviosa.

Ximena no paraba de sonreír y veía a todos lados como buscando a alguien, Ariel se acercó a ella.

Ariel: ¿pasa algo arquitecta?

Ximena: creí que su hija vendría a este evento.

Ariel: Regina esta fuera del país, arreglando unos asuntos.

Ximena: ¿y su yerno?

Ariel: se fue con ella.

La sonrisa de Ximena se desdibujo un poco.

Ariel: discúlpeme, pero debo atender a los demás invitados.

Ximena: sí, claro.

Regina: Daniel, dime que es lo que pasa, me estas poniendo nerviosa, ¿es tan malo lo que me quieres decir?

Daniel: si, muy malo, solo te pido que me escuches.

Regina: está bien.

Daniel: mi padre era contador, le iba bastante bien, hasta que empezó a trabajar para una constructora, la de tu padre.

Regina: ¿tu padre trabajo para mi padre?

Daniel: sí; al principio todo marchaba sobre ruedas, él ganaba muy bien y podía darnos a mi madre y a mi una vida digna hasta que...

Regina: ¿Qué pasó después?

Daniel: en la constructora hubo un robo hace como 6 años.

Regina: ¿hablas del dinero que desapareció de un día para otro y del que nunca supimos más.?

Daniel: si, estas al tanto de la historia.

Regina: yo estaba terminando mi carrera y como hice mis practicas en la constructora de mi papá lo supe en el momento, pero  cuando tuve que relacionarme con el contador era el reemplazo del anterior, tu padre.

Daniel: así es, a mi padre lo culparon de ese robo, tu papá lo corrió, no quiso escucharlo, y aunque no hizo una denuncia oficial por falta de pruebas ese hecho  lo marcó porque no pudo volver a encontrar un trabajo, su nombre quedo por el piso,  entró en una profunda depresión; un día, lo convencí para ir a ver a tu papá e intentar hablar con él nuevamente, pero desgraciadamente.

Regina: ¿Qué pasó?

Daniel: tuvimos un accidente en la carretera, el quedó muy mal, en silla de ruedas, desde ese momento sentía que su vida no valía nada por eso meses después acabo con su vida. – dijo con sus ojos llenos de lágrimas-

Los ojos de Regina revelaban una gran sorpresa, estaba conmovida y sorprendida a la vez; tomó sus manos para reconfortarlo un poco.

Regina: ¿entonces crees que mi papá es culpable de la muerte del tuyo?

Daniel: en ese momento así lo vi, sentí que todo habría sido diferente si el lo hubiera escuchado, por eso al momento de su muerte le jure que haría justicia, por eso decidí venirme para la capital-dijo mientras se secaba las lágrimas  que caían por sus mejillas-

Regina: entonces tu llegada a la constructora no fue una casualidad.

Daniel: No, yo sabia quien era tu padre y que buscaba en sus empleados, por eso me preparé para sobresalir y ser elegido para su constructora.

Regina: y pensaste que seducirme era la mejor venganza- dijo levantándose algo alterada de la mesa-

Daniel se levantó.

Daniel: no, yo no sabía de tu existencia, solo pensé en llegar a la constructora y si vengarme de él, estaba sufriendo mucho la ausencia de mi padre, pero todo cambio cuando te conocí.

Daniel la tomó suavemente por el brazo, ella se giró hacia él.

Daniel: Regina me enamoré de ti desde el primer instante en que te vi, luego conocí a Miranda y cuando supe que era mi hija, me di cuenta que no podía cumplir esa promesa.

Regina guardaba silencio y lo veía con mucha seriedad y lágrimas en los ojos.

Daniel: te juro que no me acerque a ti para hacerte daño, yo renuncie a ese ajuste de cuentas por ustedes dos... ¿No vas a decirme nada?

Regina: no creo que mi padre sea el hombre del que hablas, él es muy justo, tu mismo te has dado cuenta.

Daniel: ¿me dices eso cuando viste como se portó conmigo simplemente por el hecho de ser el padre de Miranda?

Regina lo vio confundida.

Ya se vienen  las ¡ULTIMAS SEMANAS! de esta historia.

EL GIRO DE LA VENGANZAWhere stories live. Discover now