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—Yo quise hacerlo.— Confesó. El vacío de sus ojos, era aterrador. Notó mi incomodidad. Verla admitir su error fue insolito. Estaba humeda, su piel palida se decoraba con barro y tenía raspones en los brazos

No dije nada, ella sí.

—Asimilé lo injusto que era cuando Takamoto me ofreció como tributo. —No sabía mostrarse vulnerable, pero su arrepentimiento mal expresado la dotó de humanidad.

Quise no decir nada, otra vez. Pero callar era contraproducente.

—¿Si lo hubieses salido con el tesoro, estarías igual de arrepentida?

Por un buen rato no dijo nada. Y luego solo quiso excusarse.

—No, es que las cosas no fueron como tu crees que fueron. En el fondo era consciente de que yo no sería capaz de sacrificarlos. Pero cuando entré al lugar Takamoto ya había liberado la entidad protectora y...

—Y casualmente la cuerda se rompió— Le interrumpí, ella me miró asustada.

—Sí —se apresuró a decir, mentía.— ¿Qué, crees que yo corté la cuerda? —La miré en silencio.— La cuerda se rompió cuando yo me bajé, no soportó el peso. Además, era una cuerda seca y vieja, era evidente que no iba resistir.

Me reconoció decepcionado, Lara estaba desesperada porque le creyera. No dije nada.

—No lo hice —buscó defenderse— fue Takamoto. Él también iba a dejarme.

Sus contradicciones me dejaron ver que me estaba ocultando detalles. Y caí en cuenta de que seguro no era la primera vez. Sus dentalladas me resultaron inaceptables.

—Lara, acabas de decir que sí querías hacerlo. Y luego dices que Takamoto rompió Takamoto cuando comentas que fuiste la última en entrar.

—Aleister. La piedra infada, si alguien descubre su naturaleza y a donde pertenece, el mundo que conocemos hoy, terminara. Tienes que entender que no es nada fácil encontrarte en mi posición —dijo levantándose para dejarme en mi propia compañía.

—Dime, ¿te sentirías arrepentida si hubieras conseguido el tesoro? —Eso la detuvo.

—Eso no importa. Sí lo hice, tengo a la agencia tributaria en mi espalda. Takamoto lo arruinó y todo esto se pudo haber evitado si no me estuviera negando lo que debo hacer en lugar de estar pensado en lo que debería hacer. Porque si hago lo que debería hacerse voy a terminar jodida.

—Pues si querías hacerlo no entiendo porque te afecta tanto.

—Que yo no quería hacerlo, entiendelo.

—Ya lo entendí. Pero me asusta el hecho de que me mientes.

—No has entendido, si lo hicieras no me verías de la forma en que lo estás haciendo.

Trate de ocultar el miedo que sentía estando frente a ella.

—Ponte en mis zapatos, Lara. Cómo quieres que me sienta sabiendo que orillaste a esas personas a sus muertes.

—Amanda murió, Aliester. ¿Crees que yo quería esto? Yo la amaba. —Esperé haber malinterpretado sus palabras, pero confirmó una infidelidad —¿No quieres mentiras? —Negué— Nos amabamos de la misma forma que solíamos hacerlo tú y yo. Amanda me apoyó más que tú.

El corazón se me quebró al escucharla. Deseé no haber dicho nada para continuar en la ignorancia, feliz.

—Y ¿te hubiera apoyado sabiendo que ibas a sacrificarla? —cuestioné tan herido que no medí el peso de mis palabras. No me sentía seguro y desconfiar de ella era agobiante.

Tomb Raider NightsWhere stories live. Discover now