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souta sabía que era momento de dejar ir todo aquello que lo ataba con rindō haitani cuándo los vió besándose en el cuarto de él, sanzu encima de su regazo restregándose tal cuál puta y rindō manoseando su cuerpo como dos putos necesitados de sexo en medio de aquella espantosa fiesta en la casa haitani dónde a rastras tuvo que ir por petición de su hermano y unos cuantos amigos más. la manera en que rindō besaba a sanzu era sumamente asquerosa ante los ojos de souta, sus manos acariciando aquella piel manchada de tantos pecados y sucias acciones pero.. ¿quién era realmente souta kawata, un estudiante de último año de bachillerato, para criticar a un hombre mayor que él y que era el esposo de su amante?
absolutamente nadie, no podía criticar a alguien cuándo él entraba en la misma bolsa llena de mierda. haruchiyo akashi a pesar de ser un dolor en el culo, poco humanitario e incluso un subnormal come pollas no le ha sido infiel ni una vez, jamás a mirado a otro hombre que no sea rindō haitani y él no merecía que ambos le estuvieran viendo la cara tan descaradamente.
salió disparado de aquella habitación rumbo a su moto que estaba aparcada en un lugar ¿más reservado? ¿más protegida? no lo sabía pero lo que sí sabía era que quería irse de ese lugar y olvidarse completamente de él y su mierda. caminando entre el ruidoso ambiente, con demasiadas personas bebiendo alcohol, fumando opiáceos y marihuana, otro pocos cogiendo con ropa y otros más bailando al ritmo de la música. chocando con varias cuándo trataba de salir cuanto antes de ahí miró como su hermano bebía sin control algo que posiblemente era de procedencia ilegal y sospechosa realmente deseaba quedarse a detenerlo y sacarlo de allí pero el ruido mental que estaba teniendo en ese mismo instante podía en cualquier momento hacerlo estallar y no quería hacerlo allí. no quería ver lo destruido que estaba.
lloraría nuevamente en cualquier momento, sabía que el nudo que se había formado en su vientre era tan fuerte que lo derrumbaría y dejaría paso al llanto descomunal que estaba reteniendo, su omega interior, gruñía y rasguñaba buscando calmar el inmenso mar de tristeza y sufrimiento que ambos sentían, el palpable sentimiento que lo estaba matando por dentro era más fuerte que él y no sabía cuanto tiempo podría aguantar más.
― ¿dónde diablos está mi moto? ― murmuró para sí mismo el peliazul mirando dentro de la cochera privada de uno de los host de la fiesta. ― juro haber puesto por aquí..
― ¿es-está al fondo?, a-al lado de mi carro, sou..― una voz lo sorprendió provocando un respingo en él volteando y chocando contra el cuerpo fornido de la persona que aprovechó en besar su mejilla y rodear su cintura atraiéndolo a su cuerpo. ―
grata desgracia al saber quién era cuándo el olor a lavandula spica y vino de quandong azul entró por su nariz recordándole inmediatamente de quién se trataba, realmente él no se hubiera molestado en levantar la cabeza para saber quién era, el olor lo delataba cerca o lejos. rindō estaba delante suyo, sin sus lentes y con su lacio cabello rubio alborotado. jodido desgraciado.
― ¿qué mierdas haces acá? ¿ya te cogiste a tu esposito y veniste a buscarme? ¿te recordaste de que existía souta? ― preguntó molesto con un claro toque de ironía. el rizado buscando zafarse de aquél asqueroso agarre pero fallando cuándo las manos más grandes se afianzaron con más fuerza en su cintura dejando un beso en su frente.―
sus ojos no pudieron no cristalizarse cuándo el olor de sanzu akashi golpeó su nariz, él olía a sanzu y feromonas de sexo. debía terminar con esto ya o caería nuevamente en el vicio que era rindo haitani y sus encantos estúpidamente adictivo. debía colgar sus sentimientos y irse de allí. debía pero no podía.
¿realmente él creía que rindō lo preferiría a él? ¿en que momento se permitió que su corazón se destruyera y minimizara sus sentimientos sólo por tenerlo feliz y junto a él? ¿en que momento se permitió sentirse tan desdichado como para caer tan bajo y convertirse en el amante de un magnate casado? ¡joder, no lo sabía! ¡no sabía como terminó enamorado de un hombre mayor y casado mientras que él jugaba a ser el matrimonio feliz cuándo ya no estaban juntos!. el toque de sus manos por todo su cuerpo, los besos adictivos y fogosos de rindō encima de sus labios, de su cuello, de su piel. las palabras llenas de un amor fingido cerca de su oreja que le pintorreaban su alma en lindas fragancias de amor y ternura.
con molestia subió su rodilla con fuerza golpeando directamente en las bolas al mayor que no dudó en mirar con molestia y sorpresa al de meguro dándole la oportunidad de zafarse de él y correrse de su lado en una considerable distancia mientras gruñía por el dolor que le fue provocado. las manos temblorosas de souta subieron hasta sus mejillas que empezaron a empaparse de gruesas lágrimas saladas, su labio inferior temblando en un mohín y el llanto se desató en un alto gimoteo de tristeza y dolor. rindo subió su mirada hasta el rostro rojizo frunciendo su ceño, un sentimiento de culpa y tristeza arribó por todo su cuerpo y mente.
― ¡te odio tanto! ¡maldijo el momento en que me crucé contigo y me enamoré de ti! ― gritó souta mirando con ira y enojo los violáceos ojos dilatados de aquél que amaba y odiaba. ― ¡no sabes lo mucho que te detesto!.. nunca merecí nada de esto, rindo, nunca merecí tener las miserias y las migajas de sanzu, nunca merecía ser el plato de segunda mesa para el magnate rindō haitani y su jodida ambición. n-no merecí es-esto.. benditos recuerdos que me hacen daño..
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