Capítulo VIII: Rio de janeiro

Start from the beginning
                                    

Thomas se acercó a ella intentando intimidarla con la mirada, cosa que no logró mientras yo solo me dedicaba a observarlos divertida como ambos se desafiaban.

Thomas suspiró y volvió a hablar.

—¿Tú no dirás nada Sophia? —preguntó girando hacia mí.

—Yo no quiero verla enojada así que haré lo que ella diga.

—Está bien —suspiró rendido—. Seguiremos tu estúpido itinerario, ¿contenta?

Sanem sonrió como una niña y cada uno se dirigió a su habitación. Entré en la mía y lo primero que hice fue dirigirme al baño para tomar una ducha, la necesitaba urgentemente.

Luego de ducharme, me vestí, me coloque el bikini color blanco, un vestido amarillo con flores blancas. Para acompañar todo el atuendo, elegí unos zapatos bajos y cómodos. Me recogí el cabello en una coleta alta y salí de la habitación para almorzar con mis amigos. Solo esperaba que ese par trate de no matarse estos días de descanso porque la idea de aquel viaje era disfrutar y pasarla bien.

❀❀❀

Llegué al restaurante del hotel y comencé a buscar a Thomas con la mirada. Había enviado un mensaje al grupo de whatsapp que teníamos los tres diciendo que estaba esperándonos y ya había encontrado una mesa. Observé todo el lugar buscándolo y lo vi mirando hacia mí dirección agitando una servilleta blanca.

Reí por su modo de hacer que lo encontrara, me acerque a él y tomé asiento. 

—Eres idiota.

—Lo sé, pero este idiota te hace reír siempre —se señaló el mismo mientras guiñaba un ojo— y te ha dado muchas cosas interesantes. 

—Siempre —sonreí—, por eso eres mi mejor amigo.

—Por supuesto —pronunció— ¿Sanem? —preguntó.

—Nos encontramos en el pasillo de las habitaciones y bajamos juntas pero, dijo que iba a recepción a investigar algo y nos alcanzaría en unos minutos.

—Supongo que es algo sobre ese maldito itinerario que se empecinó en hacer —bufó. 

—Oye... sabes como es nuestra amiga, le gusta tener todo organizado.

—Lo sé, pero mi idea era divertirme, emborracharme y tal vez conocer alguna linda señorita para pasar el rato. 

—Podrás hacerlo Thomas, deja de quejarte como un niño.

—Si ella nos deja tiempo libre, podré —replicó. 

—Sabes a veces deseo golpearte por imbécil. 

—No puedes golpearme Nix —sonrió—, solo ayúdame a persuadirla para que no tengamos que hacer todo lo que ha preparado en ese maldito itinerario. 

—Bien, lo haré —suspiré—,¿contento?

—Por supuesto. 

Seguimos conversando mientras esperábamos a Sanem, ella se tomaba su tiempo.

Estábamos riéndonos a carcajadas cuando vimos a Sanem entrar al lugar, llevaba puesto un vestido blanco, con unos tacones altos, el cabello recogido y caminaba con la vista puesta en su móvil.  Traía su amada agenda en su brazo libre. Alzó la vista para buscarnos, levanté mi brazo con la servilleta en la mano igual que hizo Thomas para llamar su atención, cuando nos encontró sonrió y se apresuró hacia nosotros. 

Thomas se quedó observándola con la boca abierta, me reí y le lancé una servilleta blanca a la cara.
 
—Ten limpia tus babas.

—Oye, no necesito eso, no estoy soltando babas, solo observaba el lugar —expresó fingiendo indignación. 

—Si, si claro lo que digas. 

Sanem tomó asiento, dejó su móvil y su agenda en la mesa antes de dirigirse a nosotros.
carraspeo antes de hablar.

—Lamento la demora, ¿ ya ordenaron?

—Aún no —respondí.

—Estábamos esperando a que llegaras —agregó Thomas.

—De acuerdo ordenemos algo y luego les comento el itinerario.

Asentimos solo por obligación, ordenamos nuestra comida y mientras esperábamos seguimos conversando. 

—Bien, mañana comenzaremos con el primer día —expresó Sanem—. El día de hoy no cuenta porque solo lo usaremos para descansar —se acomodó un mechón de pelo que molestaba en su cara y continuó hablando—,  entonces... todas las mañanas desayunamos juntos aquí, los tres. Luego de eso visitamos un lugar que elegí y tengo preparado aquí —señaló su agenda—, lo primero en hacer será conocer con el famoso Cristo Redentor.

—¿Es en serio? ¿no podemos solo dedicarnos a pasar los días en la playa y emborracharnos? — expresó Thomas. 

—No y cállate. 

—Aburrida...

—Sanem, por favor —me expresé juntando mis manos. 

—Está bien —suspiró—. Luego de que visitemos cada lugar del itinerario podrán hacer lo que quieran.

Thomas me dio una sonrisa y yo solo le guiñé un ojo en respuesta. Continuamos desayunando mientras escuchábamos el famoso itinerario se Sanem.  El cual, debía decir que resultó bastante, bastante extenso aunque con Thomas nos ingeniamos para lograr convencerla de cambiar algunas cositas, detalles un poco aburridos. 

Una parte de Mi (Libro 1)Where stories live. Discover now