—Sí, ya me encargué de eso, tengo una cuenta secundaria con cinco millones. —Informo.

—Bueno, sin más que decir, nos vemos cuando todo esto estalle —Adam se despide dándome un beso en la mejilla y Liv me abraza.

Quedo sola con mi mamá.

—Ma, si no estás segura podemos sacarte de todo esto. —Digo sentándome frente a ella.

—Estoy segura, mi amor —peina mi cabello con sus manos—, es hora de que Michael Blake coseche lo que sembró —me da un beso en la mejilla.

Salimos juntas del departamento de mi novio, ella sube al mío y yo voy directo al estacionamiento, mi hermoso McLaren me espera, el pobre Bugatti está más abandonado que dieta en navidad.

Me subo al McLaren dirigiéndome a la mansión Maxwell, la seguridad me deja pasar rápido. Saben quién soy y no creo que Timothée Maxwell desperdicie una oportunidad de hablar conmigo.

Bajo de mi hermoso McLaren y acomodo el traje que llevo, me encanta como se ven en mi cuerpo, aún más después de que mi peso volvió a su normalidad.

Una de las chicas del servicio me abre la puerta. Tanya Maxwell termina de bajar las escaleras y se dirige a mí. Me da un abrazo que correspondo, ella no tiene nada que ver en todo este lío.

—Que hermosa estas. —Toma mi mano dándome una vuelta, me hace sonreír.

—Usted también está muy linda, se mantiene aún más hermosa de cómo era cuando yo estaba pequeña. —La adulo haciéndola sonreír.

—¿Vienes a hablar con mi esposo?

—Sí, ¿puede avisarle? —Pido—, por favor.

—Claro. —Se va y tarda unos minutos en regresar. Thiago no está y supongo que debe estar en la escuela. Observo la gran mansión, hay muchas fotos de Theo y Thiago, también muchas de Tanya, pero muy pocas fotos familiares.

Al menos actuales no hay muchas, solo de antes. Anoto mentalmente en mi cabeza sacar un momento para platicar con Theo, él también tiene problemas y debo centrarme en ellos.

Tanya vuelve a la sala.

—Adelante. —Me señala donde está el despacho, le agradezco y abro la gran puerta.

Es un despacho muy amplio y anticuado, pero que resalta el lujo. Timothée Maxwell se levanta acomodando las mangas del traje. Es un hombre con un aura oscura y demandante, a pesar de los años está muy bien cuidado.

—La princesa de Michael Blake visitando esta mansión, ¿a qué se debe tal acto? —Indaga con clara burla y un leve aire de curiosidad.

—Le agradecería que no me relacione con Michael Blake y menos con el título de princesa, es uno muy pequeño para mí. —Respondo con el mismo tono y actitud.

Observa los papeles que tengo en la mano por mínimos segundos y vuelve a mi cara.

—¿Qué quieres? —Espeta.

—No, la pregunta correcta aquí es, ¿qué tanto está dispuesto a hacer? —Tomo asiento sosteniéndole la mirada y él hace lo mismo. Soy experta en administración y en eso te enseñan como manipular a la gente para venderle lo que necesitas.

—¿Qué tanto estoy dispuesto a hacer a cambio de qué?

—A cambio de la cabeza de Michael Blake con todo y los papeles que lo incriminan —suelto sin titubeos. Le muestro la carpeta que toma y abre leyendo todo, incluidas las distintas facturas donde mi padre dio sumas incontables a los Fernsby—. De paso, como extra y porque estoy de buen humor, se lleva a los Fernsby incluidos —digo sonriendo y con una obvia seguridad plasmada en mi cara.

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