Demon Lord

Blast from the Past I

—Más vale que ese idiota llegue pronto, no puedo esperar más. Me costó mucho conseguir el acceso a esta nueva fuente de poder y necesito de alguien como él para usarla— expresó disgustado un arlequín en su trono, mientras sujetaba una copa de vino.
—Pero mi señor Piemon... ¿por qué necesariamente tiene que ser él?, podemos buscar a otro de su tipo— cuestionó el único súbdito que le acompañaba, Fantomon, frente a él con un inmenso respeto, tanto que tenía su característica guadaña de oro encadenada a una esfera pesada al final esta y colocada cuidadosamente en el suelo.

Ambos personajes siniestros estaban en una sala bastante amplia, con una tenue luz que emitía un candelabro metros arriba. Lo único que se encontraba ahí era el lujoso trono de Piemon y una alfombra roja que daba hasta la única puerta de acceso. Este lugar era donde el villano realizaba las asambleas y demás eventos con sus subordinados. Fácilmente cabrían cientos de seres digitales en etapas avanzadas allí dentro. Piemon solía pasar largos periodos de tiempo en el interior, algunas veces entrenando, otras sólo realizando investigaciones, todo lo que necesitaba era llevado por algún súbdito.
—No puede ser tan fácil Fantomon, no quiero a cualquier cretino, si de eso se tratara ya hubiera realizado el ritual, quiero que todo sea perfecto. Mis ambiciones son más grandes de lo que te imaginas...—

—Será que usted... ¿quiere traer de vuelta a esa enorme fuerza?— preguntó el subordinado con algo de preocupación.
—De ser así hubiera buscado traer a vuelta a los otros tres inútiles—
—No lo comprendo mi señor, ¿entonces..?—
Antes de terminar la pregunta, el digimon de capucha con aspecto de ultratumba fue acribillado sin recibir ni un sólo segundo de ventaja. El portal estaba abierto, y sin pensarlo Piemon dio un salto elevándose metros por los aires evitando así otra ráfaga de proyectiles que terminó perforando su trono.
Con múltiples piruetas en el suelo después de vaciar los cargadores, Beelzebumon entró al salón a través de un portal, velozmente y girando con rapidez ambas escopetas recortadas.
—¡¡¡Te encontré, malnacido prepárate para lo peor!!!— gritó el señor demonio entre una perturbadora combinación de rabia y felicidad, decidido a ajustar cuentas del pasado.