Un Mes Después

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Canadá.

Valur y yo viajamos a solas por un tiempo, luego del suceso del Capitán Calvin, y de parar en Galápagos a dar el anuncio.

Pasaron muchas cosas en esa última visita.

Cuando llegué, ya había preparado el cuerpo del capitán como era debido, y esperaba para ser recibido y dar la mala noticia.

Salí a la superficie con el cuerpo y en cuanto me subí a la barcaza de los investigadores, se puso turbio el ambiente.

- ¿Qué sucedió con el capitán?

- Su enfermedad...

- Me lo suponía, pero no creí que fuera tan pronto. ¿No pudiste salvarlo?

- Murió anoche. Intenté hacer lo mejor posible, apuré a Valur, le hice el té que me dijo que le servía, pero fue inútil.

- La vida siempre se nos va, hagamos lo que hagamos.

- Fue muy buen capitán. Aprendí demasiadas cosas de él...

- Entonces supongo que ahora serás el capitán de Valur ¿Me equivoco?

- El mismo Capitán Calvin me ha entregado el puesto antes de morir.

- Más te vale honrar el puesto. Es la ballena más importante.

- ¿Hay más?

- Sabes que sí. Pero no del modo en que Valur trabaja en conjunto con su capitán. Debe sentirse horrible al haber perdido a dos de sus capitanes.

- Quizás ella ya se acostumbró, somos nosotros los que aún no afrontamos la muerte del mismo modo.

- ¿Estarás bien a solas con ella?

- Llevo a solas una semana, lamentablemente.

- ¿A qué se refiere?

- El capitán enfermo no es que conversara mucho, y se la pasó en su cuarto hasta que exhaló su último respiro.

- Por cierto, el cuarto...

- Aún no lo organizo, no me atrevo a tocarlo.

- No todos los retratos que hay allí pertenecían al capitán.

- ¿Cómo?

- El capitán anterior también dejó allí su información, sus recuerdos.

- Supongo que es una forma de honrar la nave, y "Protegerla". Una suerte de agüero.

-Seguiré honrando el agüero entonces. ¿Hay forma de conseguir una foto de mis hijas sin involucrarlas en ésto?

- No. Sería peligroso, a menos que tenga usted un retrato de ellas en el barco en el que naufragó, y lleve a Valur hasta allí para obtenerlo.

- Valdría la pena, supongo.

- No se arriesgue mucho. Los recuerdos es mejor llevarlos en el corazón, donde nadie puede tocarlos.

- Está bien. -


Tomé las provisiones necesarias, descansé, me cercioré de que la chica que habíamos llevado al observatorio estuviera bien, y partí.

- Bueno amiga, ahora somos tú y yo. Y la mar y las ballenas, claro está. -

El silencio que había no se podía comparar con nada, solo me acompañaba en suave ronroneo de los motores, y el "Beep" del radar. La ballena emitió un gemido, supongo que tratando de hacerme saber que no estaba solo.

- Las estrellas también, ahora que lo pienso. Y las demás criaturas. Luego están el Capitán y el antiguo capitán. Su esposa, sus hijas. No estoy tan solo a decir verdad. -

Podría acostumbrarme a la soledad, pero no a saber que estoy protegiendo la vida y nadie se entera, al fin y al cabo soy humano y busco naturalmente algo de reconocimiento.


Actualmente todo marcha de maravilla, y he descubierto que la vida en el mar es agradable, siempre que sepas encontrar el lado bello de la vida. Usé el periscopio y las cámaras para ver criaturas que nadie más ha visto, para revisar a los demás cetáceos, y para vigilar el buen estado del resto de la manada que ahora seguimos.

El BallenistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora