3. The Night We Met

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<<Tenía la mayor parte de ti, luego un poco y ahora no tengo nada
Devuélveme a la noche en que nos conocimos
No sé lo que se supone que debo hacer,
atormentado por tu fantasma.>>

The night we met - Lord Huron

Koko conoció a Seishu cuando tenía siete años.

La mudanza había llevado todo el día y sus padres estaban exhaustos, bueno, su madre estaba exhausta, su padre tuvo que ir a la oficina ni bien arribaron a su nuevo domicilio, pero de seguro él también estaría exhausto. La cena aun no estaba lista por un problema que surgió con las conexiones de gas, así que mientras su madre discutía por teléfono con la compañía, decidió salir dar una vuelta a su nuevo vecindario. A pesar de ser más de las nueve, su madre no presentó objeciones, solo un "coge la campera" y listo.

La zona era tranquila, algunos negocios pequeños y pocos automóviles circulando. En el trayecto del taxi, su padre le había señalado su nueva escuela, recién llegado y por la noche no podía reconocer el camino, pero estimaba que no le tomaría más de quince minutos. Tomó trayecto al parque que recordaba haber visto a tres cuadras de su nueva casa.

Uno bastante pequeño, sin más atractivo que unos columpios oxidados y un tobogán de plástico decolorado. En el lugar había unas bancas de madera, demasiado polvorientas para su gusto, y una cancha de fútbol soccer que tampoco disfrutaría por su mala relación con los juegos de pelota. El césped estaba mal podado y en algunas zonas se bañaba de amarillo marchito. A cada paso el parque le gustaba menos.

No estaba feliz con la mudanza, nunca fue bueno para hacer amigos e ingresar como alumno nuevo a tres meses del inicio de clases no era de gran ayuda. Pero su padre al fin encontró un trabajo estable y su madre había conseguido un buen puesto, así que como el niño obediente y considerado que era, no presentó objeciones.

Después de darle una vuelta entera al parque, estaba por volver a casa cuando el rechinar del metal erizó todos los pelos de su cuerpo. Había estado por casi quince minutos creyendo que era el único en el lugar, pero cuando se giró notó una silueta en los columpios. Era un niño, de su edad posiblemente, con la poca iluminación distinguió el pelo rubio y desordenado que tapaba el rostro agachado. Se sujetaba flojamente de las cadenas y mantenía las piernas colgando, el rechinar no volvió a repetirse, así que Hajime supuso que fue más una ráfaga de viento que la intención del ocupante ¿cuánto tiempo llevaba ahí? parecía estar dormido.

Pensó en seguir su camino, pero por su mente cruzó el titular del noticiero de la semana pasada, el secuestro de un niño que salió a comprar por la noche. Volvió a darle otra mirada al niño rubio, dormido es presa fácil, pensó.

Se acercó hasta quedar frente a él. Pero el pequeño seguía indiferente a sus movimientos. Quiso tocar su hombro para despertarlo, pero lo consideró demasiado invasivo. Así que se colocó en cuclillas para ver su rostro.

Grande fue su sorpresa al encontrarse con un par de ojos abiertos, por la escasa luz no distinguía el color, parecían marrones.

El rubio solo lo miró interrogante.

— Estás vivo.

Las palabras solo se deslizaron, en realidad había querido decir Estás despierto o tal vez ¿Estás bien?.

— ¿Esperabas que no fuera así? — su voz era suave y perezosa.

El pelinegro se puso en pie rápidamente con las mejillas picando de vergüenza.

— Claro que no. Solo quería decir que es peligroso quedarse dormido en la calle en medio de la noche.

El niño levantó la mirada y balanceó un poco sus pies.

Somewhere only we know | KokonuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora