Di unos pasos ligeros para alejarme lo más rápido posible y de unas zancadas fuertes llego hasta mí. Gritando mi nombre agarro mi brazo izquierdo con fuerza y de un tirón me volteo dejándome a dos centímetros de su cara. Le partiría la cara si no fuese que estoy apurada.



- No te lo vuelvo a repetir, no te quiero ver más con ese infeliz. - Dijo repleto de furia.


- Déjame es paz Brad, me tienes cansada con tus estupideces. - No tarde en contestarle. Intentando que me suelte.


- Tu vas a hacer lo yo te digo. ¿Vale?- Volvió a decir sin bajar su voz.


- Suelta me! - Grite, y le pegue una bofetada en su mejilla. Apretó con más fuerza mi brazo y me quiso subir al auto.



El suave motor de un auto nuevo se escuchaba llegar, las ruedas giraban apuradas chillando. Aun seguía luchando con ese idiota para que me suelte mientras me gritaba al oído.

Sentí las ruedas de ese auto frenarse dejando una marca de caucho en el asfalto. El sol no me dejaba ver quién era el tipo que se acercaba hasta donde estábamos nosotros. Pero sus pasos acelerados hacían que mi corazón latiera a su mismo ritmo.

Vi un brazo acercarse hasta la mejilla de Brad, en un abrir y cerrar de ojos estaba tirado en el suelo. Cuando miro fijamente, ahí estaba el intentado salvarme de nuevo. Y otra vez más volvió a golpear su cara con su puño, Brad a desesperado intentaba agarrarlo del cuello pero Colin no se dejaba. Fue una pelea intensa para Brad. Nunca había visto que le peguen más de 3 veces seguidas y lloriqueando como niña pedía que ya lo dejara en paz. Pero Colin lo detuvo unos segundos en el suelo para mirarme y decirme que me suba a su auto. Asentí rápido y corrí hasta donde estaba, abrí la puerta y entre. Ahí estaban los hombres peleando por mí. Me sentí importante en ese momento, pero no supe si lo hizo por algo especial. Mi cabeza no dejaba de pensar en ese momento horrible que estaba viendo. Replicaban las imágenes en mi cabeza de la pelea. Y Al fin se separaron. Unas lágrimas rojas recorrían la cara de Brad. Sus pantalones sucios con la tierra de la calle y Colin parado apuntándolo con los dedos.

La estación de radio que sonaba era muy distinta a mis gustos, la melodía tranquila hizo que mi corazón deje de sufrir palpitaciones extras. Volvió hacia el auto con sus pasos firmes y abrochado se unos cuantos botones de la camisa que se habían desprendido. Las venas de sus brazos hacían verlo muy fuerte y más sexy. Se sentó al lado mío y piso los pedales para seguir adelante.



- ¿Estas bien? - preguntó.


- Si, no hacía falta que me defiendas- conteste mirándolo de reojo.


- Perdón, pero debí hacerlo.


- Gracias de nuevo.


- ¿A dónde te dirigía? - Pregunto muy interesado.


- Iba a trabajar en la cafetería.


- Bueno, no me cuesta nada acercarte. A demás estoy de paso - bajo un poco el volumen y miro mi brazo - Deja me ver eso- estirando su mano.


Un contrato de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora