Sin más vueltas lo mire a los ojos y le dije que arrancara su chatarra.


- ¿Nos levantamos mal? - Pregunto queriendo molestarme.


- No, solo que tengo ganas de que este día y los otros terminen lo más rápido posible. - conteste revoleando los ojos.


- Vale, pero tranquila que no te he hecho nada.


- Hace días que estas raro, tratas de evitarme y esas pendejadas. - le dije evitando mirarlo.



Comenzó a reírse de tal forma que subí el volumen al máximo. Baje la ventanilla y deje que el aire entre para calmar el ambiente. Como de costumbre piso el acelerador para destacarse de los demás sin razón alguna.

Doblo a la derecha y tomo una calle donde los autos se ausentaban. Freno en la esquina a unas cuadras de mi trabajo y me clavo la mirada sin parpadear. Esos segundos de tensión se hacían muy largos. Saco un cigarro y lo sostuvo entre sus labios, abría y cerraba la tapa de su encendedor y volteo la mirada hacia adelante.

Una montaña rusa de sensaciones pasaban en ese momento por mi cabeza. La idea de que me vengan con sermones, ya me ponía de mal humor. Pero sin esperar más, soltó un suspiro que acompaño su simpática risa. Decidí mirar hacia un costado y no prestarle atención. Más allá de todo, sinceramente estaba medianamente feliz. Mire la hora de mi móvil y ya estaba por llegar tarde.



- Dime una cosa - dijo muy calmado. - ¿Quién es ese idiota con el que te estás viendo?


- ¿Qué? - Pregunte.


- Ah, ¿no sabes de quien te hablo?- me contesto irónico.

Negué con la cabeza.


- Linda, sabes que los rumores aquí andan como fantasmas. Y no tarde en enterarme que uno nuevo recién llegado intenta coquetear te - Al fin encendió el cigarro y me largo el humo en la cara.


- Tú hablas de Colin. Claro. Ahora entiendo. ¿Estos celosos? - pregunte mientras soltaba una risa fuerte.


- Para nada, sabes que no soy así - Su voz aumentaba aun mas.


- Entonces cállate y llévame - lo interrumpí. Nuestras miradas chocaron y comenzó una mini competencia para ver quién era el que cedía primero. Los minutos pasaban y yo aun en ese maldito auto esperando que Brad decida llevarme. Odio hacer eso. Odio esperar.


- Como digas. te veo con ese tal Colin y ya sabes lo que pasa cuando alguien intenta acercarse a ti - antes que llegue la mitad del cigarro lo tiro por la ventanilla haciendo unas chispas sobre el pavimento.


- Claro, ahora queda en ti, si pasas vergüenza peleando con él. A demás es guapo - y volví a reírme en su cara.



La situación cada vez estaba empeorando, le veía la rabia en sus ojos que desbordaban. Ya no aguante ni un segundo mas, y de un empujón abrí la puerta para bajarme. Dos segundos de ventaja tuve para que el se bajara rabioso, quizás ese comentario me lo tenía que haber guardado. Pero qué más da.

Un contrato de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora