~Capítulo 22~

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Listo para irse, observo que Bakugo no estaba con el resto. Fue el pecoso quien lo guio con su maestro pisos abajo.

- No debo recordarte que la estadía de Kaminari no es del conocimiento de todos, ¿cierto?- le advirtió Midoriya.

- También recuerdo lo que entregue para que me dejaran verlo- recordó- no te preocupes.

Los jóvenes se despidieron al final de las escaleras. Tarde o temprano la lealtad de Shinso sería útil en algún punto del caos, esperaba que fuera tarde.

Tan pronto como los melosos se encerraron en la habitación de la mapache, Katsuki volvió a la suya en espera del pelirrojo

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Tan pronto como los melosos se encerraron en la habitación de la mapache, Katsuki volvió a la suya en espera del pelirrojo. No tardó en llegar con ayuda de Yaoyorozu que, en cuanto esta se fue, una inmersa fuerza de acercársele se apodero de él. Aunque no pudo ni combatir contra ella en el momento que Eijiro se acercó, abrazándolo con fuerza, mucha más grande que la que el zombie poseía al ver a Denki.

Se sorprendió, por supuesto. Lo iba a apartar hasta que escuchó decir:

- Si te dijera que me gusta estar contigo, ¿cuál sería tu respuesta?- su cara estaba enterrada en su hombre.- se honesto.

Honesto.

Era consciente de lo sentía, o algo parecido. Sin embargo, la sensación de estar desprotegido ante alguien que había jurado matar, y peor aún, no sentirse incomodo ante tal desnudez, no le agradaba. Construyó una muralla emocional desde hace tanto tiempo que, solo imaginar a Kirishima cruzarla lo aterraba más que nada. Lo que era malo es que ese joven de cabello rojo, no estaba tirando abajo su muro sino que lo escalaba, sin miedo a caerse, dispuesto a estar en la cima y cruzar al otro lado que, ni Katsuki conocía.

¿Qué le diría?

- Que, talvez, no me desagrada estar contigo

El cuerpo del pelirrojo se relajó, no sabía que estaba tan tenso. Se removió para abrazarlo más fuerte.

- Si yo te dijera que, talvez... podría estar enamorándome de ti...

Los ojos del cenizo se abrieron al instante, su corazón empezó a latir más rápido, con peligro que sufriese un infarto, su cuerpo se congelo y sentía su intestino retorcerse como si arañas se movieran dentro suyo, ¿quería vomitar? No, no era eso.

Sin embargo, Eijiro no había terminado de hablar

- Si te dijera que buscáramos una manera en la que no tuviésemos que escondernos, ¿cuál sería tu respuesta? - repitió como la primera vez, solo que más que una pregunto se escuchó como una súplica. – se honesto.

¿Enamorarse? ¿romance?

Ashido hablaba de ello casi todo el tiempo, su deseo de encontrar a alguien la entendiese sin hablar, que la amara por sus virtudes, pero sobre todo, por su defectos, que no temiera de ella, que la viera como realmente es y no se asustara. Besarse, abrazarse y sentir que, no importaba cuando tiempo transcurriera, jamás seria suficiente. Que mirara y viese más allá del físico, que viera su lama rota y lastimada y se enamorara igualmente. Las peleas juguetonas o serias pudiesen arreglarse. Sin embargo, lo que más anhelaba sentir que a lado de él estaba bien, estaba completa.

Un pequeño trato   [kiribaku]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt