Capítulo 3: Austin

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Capítulo dedicado a quienes tienen miedo a que quienes aman, amen a alguien más.

Ya hacía 2 semanas del paseo a Londres en que él y Sirius habían paseado juntos y aunque Remus se sentía tremendamente feliz, sabía que era el momento de dar el paso más importante

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Ya hacía 2 semanas del paseo a Londres en que él y Sirius habían paseado juntos y aunque Remus se sentía tremendamente feliz, sabía que era el momento de dar el paso más importante.

Se dirigió a la biblioteca un par de horas más tarde de lo normal, primero porque era sábado y todo mundo dormía hasta tarde y segundo, porque su chico había tenido entrenamiento el día anterior y seguramente se encontraba candado.

Aún con la idea de que en cualquier momento podía llegar, una vez más, Remus se sobresalta al sentir unos brazos fuertes envolverse en su cintura y un rostro esconderse en su cuello haciendo chocar su respiración contra su piel.

— Buenos días Moony — murmura Sirius con la voz cansada y amortiguada, esto último provocado por la cercanía de su rostro contra su piel.

— Es la una de la tarde, Pads — baja la mirada a  las manos que se encuentran cuidadosamente entrelazadas sobre su abdomen y las acaricia con ternura, robándole un gruñido al pelinegro.

— James quiere que ganemos el campeonato así que nos está haciendo entrenar más de lo normal — Remus sonríe enternecido y toma la mano del pelinegro, la lleva hasta sus labios y presiona un delicado beso sobre su piel.

— Estoy seguro de que van a ganar, sobre todo si te tienen a ti — el mayor murmura un pequeño "gracias" deja un beso en la mejilla de Remus.

— Perdón por no traerte tus flores — el castaño se voltea lentamente para poder tener de frente a él pelinegro y pasa sus brazos alrededor de su cuello dejando que Sirius se abrace a su cintura.

— No te preocupes por eso, sólo quería verte para invitarte a algo — sus ojos brillan cargados de emoción y Remus siente su corazón encogerse tiernamente al verlo así.

— ¿A dónde, cariño? — Remus recorre delicadamente con su pulgar la suave piel de su mejilla y acerca su rostro al suyo por el simple gusto de que, entre más cerca, más puede ver las casi invisibles pecas de su nariz.

— A la Torre de Astronomía, hoy a las 9:00 — Sirius tiene los ojos fijos en sus labios y por un momento se siente tentado a besarlo, probar los labios que lo tienen loco desde hace meses y que por más que los desea, a sacado fuerza de quien sabe donde para no besarlo, por lo que una vez más se contiene.

Solo unas horas más, piensa para sí mismo.

— Hay algo que quiero decirte – sé aleja un poco y retira las manos de su rostro para poder tomar las suyas, sabe que si no se aleja su poco autocontrol se irá al infierno.

— Y yo tengo algo para darte — asegura el chico sin dejar de sonreír mantiendo ese brillo soñador en su mirada.

Remus niega con la cabeza: — Sirius... — está a punto de darle toda una platica sobre porque no debería de seguir gastando dinero en él, pero el mayor lo interrumpe

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