-Diecisiete-

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A la mañana siguiente, el moreno despertó en su cama.
Le molestaba la claridad pero por suerte esa sed había desaparecido.

Levantándose, se cambió de ropa, buscó unas gafas de sol en su maleta y encontrandolas se las puso.

Bajó las escaleras de dos en dos hasta que, al llegar abajo y entrar en la cocina, vio cómo se le quedaron mirando los dos mayores.

Liam, en cambio, le saludó como siempre hacía.

-Hola Mark, buenos días-

Y Mark recordó lo que casi estuvo a punto de hacerle.

Moviendo la cabeza a modo de saludo, Mark se acercó hasta la mesa y se sentó junto a su hermano.

-¿Por qué llevas gafas de sol?- inquirió Ian seriamente.

-Me...me molesta la claridad- respondió Mark.

Miraba qué coger para desayunar pero...
Nada le llamaba la atención.

-Quitatelas- mandó su tío.

-He dicho que me molesta la claridad-

-Mark quítate la putas gafas de sol- ordenó, ésta vez, su tío.

-¡¡Me molesta el sol!!- exclamó Mark un poco más fuerte de lo normal.

Ian se levantó mientras que Chris observaba detenidamente al joven.
¿Le había parecido ver sus caninos un poco más...
Desarrollados?

Caminando hacia Mark, Ian no vaciló y le quitó él mismo las gafas.

-¡En una casa no se llevan gafas de sol!-

Pero cuando miró al rostro de su sobrino, el pánico se apoderó de él.

Chris escupió el café quedándose atónito.

Liam, por su parte, agarró de la mano a su hermano y miró a su tío.

-No os hará nada- calmó.

El color de la cara del moreno distaba mucho del que tenía cuando llegó, hace ahora, dos días.
Tenía ojeras, su tez estaba pálida, sus labios parecían secos.

-¡Dios... Santo!- jadeó Ian sin pestañear.

Chris, muy lentamente, se fue poniendo en pie.
Sin dejar de mirar al joven.

-¿Lo eres?- fue su única pregunta.

Mark tragó saliva.

-Mark- dijo su nombre el peliceniza y éste le miró con temor -¿Eres un...vampiro?-

Y bajando la mirada, sollozó:

-Sí-

Chris e Ian se miraron entre ellos.
Liam, sin soltar la mano de su hermano, se la acarició y miró a ambos mayores.

-Hay que...hay que ayudarle-

Al final, los rumores eran ciertos.
En el pueblo había vampiros.
Y Mark también lo era.
Ian sintió miedo.
¿Habría tenido algo que ver su sobrino en lo ocurrido en la playa?
El pueblo había amanecido con la terrorífica noticia.
Más de veinte personas se habían encontrado muertas en la playa.
Más de veinte cadáveres allí tirados...
Y desangrados.

Ian aspiró profundamente.

-¿Quién te ha...convertido?- preguntó.

Mark tragó saliva.
Si se lo decía no solo irían en busca de Ryan.
Si le decía a su tío quién se lo había hecho...
También irían en busca de Patryce.

Y por mucho que vio que él también lo era, se negaba a que le hicieran daño...
Porque estaba perdidamente enamorado de él.
Le daba igual si era un vampiro.
Le importaba bien poco.

Pensaba ir a hablar con él para saber cómo podía recuperar la normalidad.

Tanto él como Patryce.

VAMPIRES (Los Vampiros Existen)Место, где живут истории. Откройте их для себя