𝟬𝟯. Adaptación

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Alida estaba muy emocionada durante la mañana por que sería su primer día, pero ahora solo tenía miedo. El capitán Evengarden no se veía como alguien bueno y paciente, parecía un demonio. Trago seco cuando los empezó a examinar con la mirada, los estaba matando con ella. Por acto reflejo se paro aún más derecha. En verdad estaba muy asustada.

— Soy Edward Evengarden, capitán de la Legión hace años. Y como verán estoy en la desgracia de entrenarlos a ustedes.— empezó a caminar frente suyo, analizando cada parte de cada uno.— Para eso vamos a establecer unas reglas. Odio que rompan mis reglas, no quiero quejas al respecto. ¿Alguna objeción?

— Me quejaría de todo, pero no permite las quejas.— contestó Daphne sin ningún tipo de temor. Edward la vio con el ceño fruncido y continuó con su discurso.

— Veo que aprendes rápido. Te mandare con la loca como castigo.— Le dijo a Daphne para luego continuar.— Mi entrenamiento va más haya de aprender a combatir a los titanes. Puedo asegurarles que es más difícil luchar contra humanos, es por eso que me aseguraré de que cuando sean elegidos para un escuadrón definitivamente, puedan sacarle la cabeza a alguien con los ojos cerrados. Despídanse de los descansos y la buena vida, conmigo entrenarán todas las horas del día, solo dormirán en las noches. Ahora vamos con las reglas, deben llegar puntuales o no comerán. Hacer los que les pido en todo momento y por supuesto no desobedecerme. Luego agregaré más.

Alida suspiro en cuanto se dio vuelta y empezó a hablar con Shadis y el hombre rubio que se acercaron a él. Observo a Hera, parecía estar a punto de desmayarse, se apoyaba dramáticamente sobre Daphne diciendo que no quería morir. Por otro lado, Evans estaba muy relajado mirando el cielo.

— Tu, cabeza de fuego.— la llamó el capitán.— Shadis te llevará con tu castigo. Hazle caso.

Daphne le dio todo igual y con casi una cara de burla para su superior se fue del lugar junto a los dos hombres. Edward camino hasta enfrente de Evans y piso su pie para que le prestara atención.

— Dime tu nombre y deja de mirar el cielo como un idiota.— sin embargo lo había tomado tan por sorpresa que no podía contestar.— ¡¿Eres sordo o que?! ¡Dime tu nombre y porque estas aquí!

— Evans Jones, señor.— contestó lo más rápido posible.— Quiero ayudar a la humanidad como primer punto y como segundo proteger a mi familia.

— No creo que puedas ayudar a la humanidad mirando el cielo como un tonto. ¡Da vueltas por el campo hasta que sea la hora del almuerzo!— de esa forma Evans rápidamente corrió por el lugar. Ahora solo quedaban Hera y Alida.— ¡Dime tu nombre, alambre!

— Hera Miller, capitán.— hizo el saludo militar para continuar.— Vine aquí para estar con los que amo y ayudar aunque sea mínimo a la humanidad.

— Ya se quien eres. La niña rica criada por sus abuelos.— se llevó dos de sus dedos a su entrecejo.— Este grupo va de mal en peor, no me pagan lo suficiente. ¡Acompaña a correr a tu compañero!— Hera obedeció al instante y ahora solo quedaba Alida, quien temblaba del miedo.— Tengo al grupo completo, un alambre, un idiota, una cabeza de fuego y una débil mariposa. Tu nombre.

— Alida Blouse, capitán.— suspiro antes de continuar, ese hombre la aterraba.— Vine aquí porque quiero descubrir que nos espera detrás de los muros. Además de que me gustaría crear artefactos que mejorarían las probabilidades de las personas de sobrevivir detrás de los muros.

Edward la miró de arriba hacia abajo de forma despectiva. Era como si sus palabras no le hubieran gustado para nada y que su aspecto físico no la ayudara para nada. En ese momento ella era una mosca a punto de ser aplastada.

Six feet under¹ | Erwin SmithWhere stories live. Discover now