Short fanfic
AU colegio muggle.
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Sirius Black lleva dos años tratando con todo su esfuerzo (y con ayuda de algunos regalos, cumplidos y pequeñas bromas) de ganarse el corazón del chico de sus sueños.
Remus Lupin, influenciado por dos de...
Capítulo dedicado a todos aquellos que amamos las flores.
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— ¿Alguna vez te he dicho cuán hermoso eres?
Remus, quien hasta hace unos momentos se encontraba solo en la biblioteca, brinca levemente al escuchar la suave voz de Sirius Black, quien al parecer, acaba de llegar a su lado.
— Por Merlín, Black, un día de estos me vas a matar de un susto — le reprende con suavidad tratando de sonar molesto, aunque le es imposible.
El pelinegro le regala una sonrisa coqueta que solo a él lo hace ver terriblemente adorable, mientras le ofrece un ramo considerablemente grande de girasoles, cortados recientemente y envueltos en un bonito papel verde.
— Te traje un regalo, cielo.
El castaño se voltea hacía él levantando una ceja y cruzando sus brazos sobre su pecho: — Pensé que lo de los apodos había quedado claro.
Con ello logra sacarle otra sonrisa, está vez una traviesa, aquella que a todos (incluso al mismísimo Remus) les roba un suspiro de enamorado. Por supuesto, el castaño lo disfraza como uno de cansancio, antes de que Sirius note lo que su sonrisa puede lograr y pueda aprovecharse de ello.
— Anda moonpie, aceptalo — el castaño sostiene el puente de su nariz entre sus dedos bajando la mirada momentáneamente. Esta acostumbrado a los regalos del chico, pero aún así hay veces en que le cuesta aceptarlos, pues no quiere crear ilusiones que no sabe si va a cumplir. Levanta la mirada del suelo y sonríe a medias.
— Vale — recibe el ramo dejando que sus dedos rocen levemente los del pelinegro al recibirlo y al tener las flores entre sus brazos las apoya contra su pecho y sonríe agradecido — gracias Sirius.
— Por nada... — claramente él esta por llamarlo con algún apodo, por lo que lo señala con el dedo tratando de verse lo más amenazante que pueda.
— Ni se te ocurra Sirius Orion Black.
El chico levanta las manos inocentemente riendo divertido y dejando ver unos pequeños hoyuelos en sus mejillas: — No iba a decir nada.
Remus niega con la cabeza dándole una mirada incrédula: — ¿Acaso no tienes clases a las cuales asistir? — Sirius mira su reloj y asiente.
— Si, solo quería pasar a dejarte eso — deposita un rápido beso en su mejilla al pasar a su lado, haciendo que el castaño fruza el ceño falsamente molesto rogando porque su sonrojo no sea notorio — nos vemos, terroncito — Remus sabe que ese apodo es más una broma, pero aún así se voltea hacia el chico que ya corre lejos de él.
