Jirou que estaba al tanto de todo lo sucedido. Entró en el despacho del pelirrojo, donde ese encontraba anta.

- Sero – la chica tenía una expresión pálida de preocupación. – Dabi ya no está.

- ¿Qué dices?

- Los guardias del almacén llamaron hace quince minutos. Tenemos seis bajas y los otros tres están heridos de gravedad- mencionó con calma- no parce un rescate, más bien un secuestro.

La peli morada se acercó para mostrarle lo videos del cámara de seguridad. Como ella dijo: aparentaba más un secuestro. Dabi peleaba contra las personas que lo llevaban. Un hombre de casi su altura, vestido de negro y un sombrero del mismo color se acercó y le dio algo que las cámaras no captaron. El ojiazul le escupió en cara desatando golpes contra él hasta dejarlo inconsciente. El video se detuvo después de ello.

- La cinta termina ahí. - explicó la mujer- eliminaron las grabaciones de dos días, esto es lo que pude rescatar.

- ¿Quién sabe de esto?

- Solo nosotros, Iida y los sobrevivientes. - las Kirishimas aún no sabían- si la señora Kyoko se entera: somos gente muerta, sobre todo sin Eijiro aquí. El caso de Dabi era nuestra responsabilidad.

- No se enterarán. Dile a Iida que no diga nada- ordenó mientras cargaba sus cosas con rapidez- iremos al hospital y nos desharemos de los hombres restantes.

La chica asintió. Esas personas no eran allegados a ellos. Así era el negocio: falla y mueres. Era un riesgo que las personas aceptaban al unirse a la mafia.

- maldito Kaminari- susurró.

Al levantar la vista Jirou peleaba con el sistema de su equipo.

- ¿Sabes algo de él?

- Solo sé que agarró mis cosas.

No tenían tiempo para eso. Cogió a su amiga para salir de la casa y hacer lo que debían: Limpiar su error.

Izuku, al igual que todos, siempre cargaba un arma a donde fuese que se dirigiera

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Izuku, al igual que todos, siempre cargaba un arma a donde fuese que se dirigiera. Arma que apuntaba directamente al pelirrojo.

- ¡Te dije que baje eso! - gritó el cenizo, acomodado entre al arma y su amante.

- Kacchan- repeló el pecoso.

- Midoriya, baja eso- dijo casi desesperada la morena.

- ¿Que rayos...?

- ¡Que la bajes, mierda!

A regañadientes obedeció, pero sin dudar de su agarre, por si las dudas.

- Primero que nada- hablo con enojo Katsuki mientras señalaba a Kaminari- ¿qué hace tu aquí y como llegaste?

La penetrante mirada del pálido, obligó a los nervios el rubio hablar con rapidez, pero con firmeza.

- Kirishima llevaba mucho tiempo aquí, me dio miedo que lo estuvieran tortura... aunque no creo que sea así- susurró lo último solo para su nueva amiga. - me infiltre, pero Mina me descubrió, me trajo aquí, me reunió con Kirishima y te lo íbamos a decir anoche pero creo que estabas ocupado en otros asuntos.

Un pequeño trato   [kiribaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora