𝙋𝙀𝙊𝙋𝙇𝙀 𝙒𝘼𝙏𝘾𝙃𝙄𝙉𝙂- 𝙈.𝙈𝙖𝙮𝙛𝙞𝙚𝙡𝙙

3. 𝙏𝙝𝙚 𝙘𝙧𝙖𝙯𝙮 𝙗𝙧𝙤𝙩𝙝𝙚𝙧

—Pues ven aquí.— Max abrazó su cuerpo, acercándola más a ella, mientras Raven hundía su cara en su pecho, inhalando su perfume, un olor que deseaba no olvidar nunca. —Intenta descansar un poco. Recuerda que estoy justo a tu lado y que no voy a dejar que nada malo te pase.— Susurró en su oído, mientras acariciaba su espalda, haciéndole saber que estaba ahí.

—Me lo prometes?— Preguntó, aún desde su pecho.

—Te lo prometo.

Raven abrazó el cuerpo de su novia como si su vida dependiese de ello. Presentía que algo malo podría pasar en cualquier momento y no quería separarse de ella. Ahora se sentía más que segura en sus brazos. Su olor y sus caricias la estaban alejando de los malos pensamientos por un rato. Por primera vez en toda la noche, Raven pudo cerrar sus ojos, mientras de dormía lentamente sobre el pecho de su novia, sintiendo cada uno de sus latidos.

Es increíble como una chica como Max podía provocarle tantas sensaciones. Nunca nadie le había tratado tan bien como ella. nadie le había besado como ella lo hacía. Nadie se paraba a observarla en profundidad, pero Max lo hacía, y eso le hacía muy feliz.

Mientras el corazón de Max siga latiendo,
ella será la persona más afortunada del mundo.

Raven es la fría oscuridad que envuelve al mundo por las noches.

Max es la brillante luz que derrite la oscuridad de Raven.

Raven está asomada al pozo, apunto de caer.

Max la sostiene, sin intenciones de dejarla ir.

—Max! Estás ahí? Max, contesta!— La voz de Lucas hizo que Raven soltara un gruñido, abriendo sus ojos, intentando acostumbrarse a la luz del día. Max se removió en su sitio y dejó caer su brazo al suelo para agarrar su supercom.

—Cierra la boca Lucas.— Bajó la antena, girándose otra vez para volver a dormir, viendo a su novia y a Eleven con sus ojitos cansados, tumbándose otra vez. Pero el descanso duraría muy poco, ya que ahora era el teléfono el que sonaba sin parar.

—Me estás jodiendo.— Max soltó un fuerte suspiro, levantándose rápidamente de la cama, con intenciones de mandar a la mierda a cualquiera.

Raven froto sus ojos con una de sus manos, buscando la manera en la que estos se abrieran sin que le dolieran. Pudo dormir unas cuantas horas gracias a la compañía de su novia, pero no eran lo suficiente para poder despertar sin que le doliera todo.

—Buenos días Raven.— Eleven la llamó, haciendo que girara su cabeza lentamente, con una pequeña sonrisa.

—Buenos días El.

—Con quién está hablando Max?— Las dos miraron a la pelirroja, que estaba de espaldas a ellas, atendiendo el teléfono.

—Estoy durmiendo, déjame en paz.— Finalizó, sin querer escuchar lo que Lucas quería decirle, pero otra voz intervino.

—Soy Mike, no cuelgues el teléfono.— La pelirroja puso una mueca de confusión. Mike nunca solía hablar mucho con ella, y era extraño que ahora estuviera llamándola.

Raven y El sabían que algo no iba bien cuando vieron que Max volteó a mirarlas con algo de preocupación.

—Tenemos que ir a la casa de Mike, ya mismo.— Raven sintió un escalofrío recorriendo su espalda. Tenía un muy mal presentimiento.

—Que ha pasado?— Preguntó Eleven, mirando a ambas chicas, en busca de una respuesta que nunca llegó.

—Al principio, no le tomé importancia. Bueno, creo que me negaba a creerlo.— Will explicaba, mientras los demás estaban sentados en un círculo, escuchando atentamente a su amigo. —Primero lo noté en el día de los muertos.— Raven se removió en su sitio. Por alguna extraña razón, su cabeza no le dejaba contar nada.