EXTRA (Dulce Kat)

61.6K 2.4K 360
                                    

Katherine POV'S



—¿Ésta es tú oficina?—Inquiero con curiosidad. Paso la punta de mis dedos sobre la superficie del escritorio, encantada con la decoración de colores fuertes, la gran silla de cuero de oficina, y los muebles bien distribuidos. Además de unos cuantos cuadros de renombre colgando de la pared.

Andrea asiente, sin apartar sus estanques esmeraldas de mi cuerpo. Muy nerviosa retengo el aliento, mordiendo mi labio inferior a medida que siento el calor subirme por las mejillas. Me reprocho por ser tan obvia, pero es muy difícil no serlo cuando una mujer tan intimidante te devora de tal manera.

Nos hemos pasado todo el rato juntas lanzándonos miradas furtivas, o al menos en mi caso, porque a ella no le tiembla el pulso en ser franca, diciéndome cumplidos al pasar los minutos y observando mi culo de más cuando me permite el paso al entrar a un nuevo espacio antes que ella.

Compartir el tiempo con Andrea es sumamente entretenido, interesante e estimulante.

—Me gusta lo rápido que te sonrojas—Declara, haciendo un leve gesto hacia mí. Eso no ayuda en nada más que a ponerme roja como un tomate.

—Oh—Murmuro.

—Oh—Repite, riéndose suavemente entre dientes. No deja de sorprenderme la hilera recta muy brillante que es su sonrisa, tan reluciente como el resto de su aspecto—También me gusta el color de tú cabello, un dorado perfecto—Con decisión contornea las caderas en mi dirección, acortando el espacio entre ambas.

—Tú también te ves increíble—Halago.

Suelta una carcajada genuina, fresca y jovial.

—De eso ya estoy al tanto—Contesta.

Niego lentamente, asombrada ante tanta arrogancia. No obstante, tiene todo para ser tan segura de si misma. No es sólo por el indiscutible gran físico, si no por la actitud avasalladora con la que se maneja.

Andrea irradia poder, es destacable y elegante. A su al rededor, los empleados retienen el aliento cada vez que ella se pasea por el hotel, llenos de respeto y admiración.

Es impecable, atenta y educada.

Pero todo eso pasa a un segundo plano. Me distrae lo hermosa de su figura, las caderas anchas, piernas largas y abdomen plano. Sus pechos, oh Dios, son la mismísima gloria. Resaltan del vestido, la parte alta expuesta me tiene recorriendo con la vista sin disimulo el pequeño lunar que se deja ver en su blanca piel, entre el valle de sus senos. El largo y oscuro cabello cae sobre sus hombros, al rededor de su rostro de rasgos definidos.

—Gracias—Apenada, desvío la mirada al suelo.

Su risa, tranquila y delicada, se escucha una vez más.

—No tienes nada que agradecer—Emplea un tono de voz bajo—Es la pura verdad—Entonces, al fin está frente a mi. Sus dedos se marcan en mi barbilla, haciendo que alce la cabeza para dar con su rostro—Mucho mejor—Susurra, recorriendo mis rasgos a detalle—Alguien tan hermosa como tú jamás debería esconderse.

Las palmas de las manos me pican, ansiosas por tocarla.

He estado con mujeres, no más que unos cuántos besos y caricias, pero cada pequeño encuentro me ha encantado. Es muy diferente a tener intimidad con un hombre, ambos tienen lo suyo, lo destacable y único.

—Tú también—Afirmo, algo agitada.

È deciso, finirai nel mio letto (Está decidido, tú terminarás en mi cama)—Frunzo levemente el ceño al sentirla expresarse en italiano, el acento marcado y distintivo. Dalila me ha comentado que Alexandro hace lo mismo, cosa que la excita e irrita por igual. En mi caso no pregunto por la traducción de sus palabras, encontrándole cierto erotismo al imaginarme qué es lo que pueden significar—Ti farò venire così forte (haré que te corras tan fuerte)—Retengo el aliento cuando alza la mano, haciendo a un lado un mechón de mi rubio cabello—Dulce Kat—Tararea.

Esclava del Pecadoजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें