único

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son las cinco quince de la madrugada de ese gélido sábado.
su mente está en blanco, no es consciente de nada más que del humo de aquel porro siendo consumido, mismo que llega desde su espalda, atraviesa sus húmedos cabellos y golpea sus mejillas, el olor que antes le desagradaba ahora le encanta, así que inspira con fuerza, sintiendo como sus pulmones se expanden, su garganta duele y las inmensurables ganas de dar una calada con su propia boca se incrementan tan velozmente que siente la frustración creciendo por todo su cuerpo.
se siente abrumado, tan sumido en el olor de aquel humo que cuando aquellas embestidas detrás suyo incrementan su velocidad, su cabeza cae sobre el suave colchón del que a duras penas, puede sostenerse.

clava sus codos en aquella tela negra, húmeda y arrugada, inclinando su torso y exponiéndose de tal manera que se siente tan excitado al momento en que aquellas manos fuertes, grandes y ásperas, se aferran a sus caderas con ímpetu, con facilidad y dureza, apretando su suave y sensible piel con tanta lascivia que le es impensable contener los crudos y obscenos sonidos que piden salir desesperadamente desde el fondo de su garganta.

está desesperado, su piel arde, cosquilleos electrizantes que lo hacen jadear y sentir su saliva escurrirse desde sus comisuras hasta su cuello lo sujetan con una vehemencia que lo hace perder el control sobre sí mismo.
gime con fuerza, se siente tan jodido en ese momento, pero sabe que puede hacer que su cuerpo roce el límite de lo inimaginable, el límite del placer más abrumante que jamás nadie haya experimentado.

—no te muevas jimin, estoy tratando de follarte como tanto te gusta —escucha su voz, y es tan jodidamente ronca y grave que los vellos de sus brazos se erizan sin que pueda evitarlo.

se siente como estar siendo acariciado por todas partes, su nuca, su cuello, su espalda; son víctimas de los escalofríos más deliciosos que ha llegado a sentir.
no puede no moverse, no cuando su trasero es golpeado con una calurosa intensidad que le hace lloriquear por más, en voz alta, obviando lo mucho que le encanta el sexo duro, sin una sola pizca de consideración a su delicada piel.

—n-necesito... dios se siente... hazlo más rápido —pide, con la voz quebrada en placer, sabe que debe verse como un desastre, y la sola imagen que debe estar dando en ese momento, lo hace retorcerse, deseoso de más.

su nariz se siente incómoda, necesita hacerlo ahora mismo.
conoce las secuelas, el ardor que pronto sentirá y la cantidad de sangre que saldrá en los próximos días. pero lo necesita, inhalar aquel blanco y fino polvo que adormece sus sentidos, necesita hacerlo, saborear nuevamente en carne propia las sensaciones más fascinantes que ha descubierto desde que kim taehyung llegó a su vida.
lo anhela tanto, así como anhela el cuerpo que ahora se inclina sobre él, así como ansía dejarse llevar hacia aquel abismo de placer que espera por él.

—¿te sientes especialmente ansioso hoy, cariño?

sabiendo a qué se refiere taehyung, asiente.
dejando en claro que está verdaderamente desesperado por llenar su sistema de aquel polvo blanco, así que cuando el castaño vuelve a arremeter contra él, siendo totalmente descuidado y burlándose en el proceso, se remueve un poco desde su sumisa posición en el colchón.
estira ambos brazos hacia adelante, tomando así la almohada color negro, misma que no tarda en ser apresada entre sus temblorosas manos.
siente aquellos largos dedos incrustarse en sus caderas con tanta fuerza que es incluso doloroso, pero la sensación es tan fascinante que termina por arquear su espalda, dejándose nuevamente indefenso frente a taehyung.

—d-deja de hacerte el gracioso y... ¡mierda! mmh... justo ahí, ¡s-sí!

taehyung goza de hacerlo ir y venir, goza de una escabrosa facilidad para hacerlo ver una imagen de sí mismo que nunca antes hubiese imaginado que podía percibir.
y eso le encanta, le fascina a tal punto en el que no puede detenerse a sí mismo de gemir y rogar por más. sus dedos se curvan a la par de su espalda, su trasero es golpeado con tanta fuerza y múltiples veces que el ardor que lo recorre lo hace sentir la humedad que el pre semen deja sobre la sábana debajo de su cuerpo, diciéndose a sí mismo, que no hay mejor lugar para dejarse ir que cuando está con taehyung.

the hills •kth+pjm•Where stories live. Discover now