Castigo.
Mia
Me levanto y, ¡Nos estamos moviendo!, miro a Derek, él me mira y sonríe.
— ¿A dónde vamos?
— A tu casa.
Vuelve a fijar la vista en el camino.
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Después de cambiarme de ropa recuerdo de pronto que tengo que dar explicaciones.
— ¿Que voy a decir?
— ¿Sobre...?
— De que me escapé.
— Puedes decir que necesitabas un respiro, pero que nunca pensaste las consecuencias y que no era tu intención preocuparlos.
— Con ellos no es tan fácil, eso no va a servir.
— Lo sé, pero no se me ocurre nada más.
— A mí tampoco.
Me quedo pensando.
— Llegamos.
— ¿Que? — miro a mi alrededor — Ah.
Estaba tan enfrascada en mis pensamientos que no me di cuenta cuando entramos al vecindario, salgo del auto y entro silenciosamente a la casa mientras que Derek se encarga de aparcar el auto donde se debe.
Mi madre está en la cocina bebiendo un vaso de agua y mi padre está con Abby en la sala.
— Hola.
Susurro, pero ellos alcanzan a escuchar.
— ¡Mia! — dicen todos al unísono.
— ¿Dónde te habías metido, Mia Davis?, Abby sube a tu habitación — me reclama mi padre, Abby obedece.
— Ahora no, Jared — se interpone mi madre, cosa que me deja estupefacta.
— ¡No!, ¡No me voy a quedar callado, ella desapareció, no dijo nada y nos dejó preocupados a todos, tú no has parado de llorar por lo culpable que te sentías y peor aún que no sabíamos nada, si estaba bien o no y además de eso también perdí un negocio muy importante!
— Lo siento — susurro, mi madre se acerca y mis lágrimas amenazan con salir.
— ¡¿Lo sientes?!
— Ya basta, Jared.
Mi madre se acerca aún más y me abraza como nunca antes lo había hecho, yo le devuelvo el gesto y ella me aprieta aún más.
— Lo siento tanto, hija.
— Yo también lo siento, mamá.
Subo mi mirada borrosa para ver a mi padre que tiene los ojos encharcados por las lágrimas y dos de ellas bajan lentamente por su rostro, mi madre me suelta y él se acerca para abrazarme.
— Lo siento tanto, hija, no quería que te sintieras culpable, nada es más importante que tú, tus hermanas y tu madre para mí.
— Lo sé, papá, yo también lo siento mucho.
Nos separamos del abrazo.
— Esto no quiere decir que no vayan a haber consecuencias.
— Lo sé — me limpio las lágrimas.
— Estas castigada, no vas a salir, ni a recibir visitas de nadie fuera de la escuela — Derek entra en la casa.
— Entiendo.
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Intercambio Alemán ©
Teen FictionPara Mia, su vida era demasiado normal considerando su edad, ella lo tenía todo bajo control, pensaba que para ella era muy fácil mantenerlo así, pero esa paz no le duró demasiado. Todo esto se debe a la llegada del chico del intercambio, el cual na...
