Has atrapado mi corazón

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Entre las tribus chinas, a diferencia de la sociedad japonesa donde eran tratadas como mercancía o moneda de pago, la mujer tenía un papel importante.

Las amazonas eran orgullosas y dignas representantes de sus pueblos. Shampoo era una amazona y sin embargo tenía esta debilidad frente a cualquier pedido de su prometido. Porque sí, aunque se había tardado, Mousse era su prometido.

Shampoo no entendía que importancia podía tener el que Ranma olvidase el nombre de una mujer, pero aún así hizo lo que Mousse le pidió...Y el tonto chico japonés finalmente olvidó todo lo referente a esa mujer, Akane Tendo.
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-Usted...Quiere que le de esto a su abogado? Es en serio?-la mujer lo miró con desconcierto

Genma, más que nada impedido por su condición física, reprimió el instinto y por un momento pudo saborear en la imaginación el placer de abofetear a la ignorante campesina que se atrevía a cuestionar una orden suya.

-Tiene idea de lo que me está pidiendo? Olvídelo, no voy a arriesgar la seguridad de mi hija por un capricho suyo.

-Estúpida, hazlo-ordenó masticando cada letra.

-No lo haré. Usted no sabe la clase de monstruo que es Mousse. Él me la quitará, me quitará a mí hija otra vez.-la mujer contempló a la bebé que aún dormía en la cuna.

Genma resintió como nunca su estado físico.

La verdad era que Mousse le había arrebatado a la chiquilla de los brazos a la madre apenas dos días después de nacer y, sabrá Kamisama bajo que chantaje, la regresó dos semanas más tarde.

Pero la estúpida campesina no se daba cuenta que si cumplía con su petición, Mousse ya no podría lastimarlas. Y de paso él se libraría de la amenaza latente de ser asesinado mientras dormía por aquella exótica mujer de cabellos púrpura.

No es que a él le importase el futuro de Akane y su bastarda. De hecho, nada podía interesarle menos, pero no dejaría que el traidor chino se saliera con la suya. Y si eso significaba hacer un pequeño sacrificio, lo haría pues no estaba seguro de cuando podría sufrir un atentado nuevamente y era mejor prevenir.
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-La señora de esta casa soy yo-Akane habló con propiedad desde el segundo piso de la mansión-Y no quiero a esta mujer aquí ni un minuto más.

De pie junto a la escalera, él dio una vistazo rápido a su compañera china cuya aura de batalla llenaba el lugar.

-Una concubina no es una señora, eres solo la amante de un viejo con un título. Mousse es el encargado de esta propiedad, solo él puede decirme que me vaya-respondió desafiante la extranjera.

-Bueno, pues yo pienso que-empezó a explicar el aludido acomodando sus gafas

-No voy a discutir contigo, Mousse, la quiero fuera de mi casa ahora mismo.-ordenó en base a la petición de Genma de mantener alejada a la amazona, al menos, hasta que los asuntos legales pendientes se resolvieran favorablemente.

-Tu casa?-preguntó Ranma con un tono de burla tras de ella-hasta donde sé está casa no te pertenece, ni nada dentro de ella.

Shampoo esbozo una media sonrisa, pero antes de que pudiera completar su alegría ante la obvia derrota de su rival a manos del joven Saotome, Mousse la tomó del brazo.

-Se irá de inmediato de la mansión-anunció para su sorpresa.-Pero le ruego me permita mantenerla bajo mi cuidado, es mi pariente y no deseo dejarla sola ahí afuera.

-No me importa donde la lleves pero sácala de mi casa-respondió Akane con la mirada fija en el menor de los Saotome.

-Vaya, parece que finalmente estás mostrando tus verdaderos colores-afirmó el joven- Así que eso eres, una aprovechada. Qué te hace creer que puedes dar órdenes?. Esta casa y todo dentro de ella me pertenece a mí.-habló con desprecio el ojiazul.

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