𝕮𝚞𝚛𝚜𝚎𝚍 [Actualizándose sólo en Inkitt]

3. No me abandones [*]

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―¿Como transmuto cosas? ―murmuró mi yo de siete años, rascándome la cabeza frente a los pergaminos llenos de tachones.

―Necesita aprender la composición química de las cosas y poseer manipulación mágica; además del uso del maná. «Transmutación» es una habilidad dedicada al campo de la magia espacial, por lo que si no obtiene las bases no obtendrá nada.

Ahogué un grito cuando me hablaron por detrás.

―¡Hell, qué susto me has dado, maldita sea! ―exclamé, mirándole un poco mal. El corazón no dejaba de bombear con mucha fuerza, e incluso pensé que mi vena del cuello acabaría rompiéndose pese a que eso sonara exagerado.

―Lo lamento ―se disculpó, cabeceando un poco con una divertida sonrisa―. ¿Puedo preguntarle por qué desea aprender una técnica mágica? En su línea familiar no existe ningún usuario de magia de ninguna clase, ya que se enfoca principalmente en habilidades mixtas orientadas al combate y las artes marciales. 

No respondí a ello, por lo que él prosiguió:

―Admiro su curiosidad por el mundo y sus habilidades, pero temo decirle que perderá su tiempo. «Transmutación» es una habilidad exclusiva para humanos y elfos; los enanos poseen una habilidad parecida ligada a la herrería y una mínima población de personas bestias emplean oficios en lugar de magia para obtener artículos. Es lo que Los Dioses juzgaron desde tiempos inmemoriales, para que el mundo estuviera equilibrado. ―Quise decir algo, pero estaba muy avergonzado para soltar alguna palabra ingeniosa―. Usted, perteneciendo a un linaje de dragones, no debería de tener ninguna habilidad que involucre poder mágico por dos razones: La primera, porque es antinatural en su especie y la gente podría tomarlo por un semi-dragón que sólo podría utilizar elementos de básicos sin demasiada fuerza de destrucción, siendo inútil; Y la segunda, es porque lo más cercano a la magia elemental que tienen su línea de sangre es emplear el «Hálito», la cual aprenderá cuando madure como especie.

En eso tenía razón. Kaima entrenó muy duro para madurar, y en cierta manera puede lanzar de su boca un buen chorro de agua o generar burbujas que congela hasta emplearlas como proyectil. No es que sea experta, mas se maneja muy bien con ello como método sorpresivo.

―Entonces... ¿es una tontería si quiero aprender lo básico de teoría mágica? ―pregunté apenado, y también decepcionado, al comprender el por qué mi magia era cero y el por qué no conseguía hacer ni la clásica bola de agua o fuego.

Hell, mirándome con un poco de lástima al principio, dijo:

―Si le soy honesto... nunca he escuchado de un dragón que estuviera interesado en ser versado en teoría mágica, tampoco en geocreación ―confesó, llevándose la mano para agarrarse del picudo mentón pálido, por lo que él también ladeó la cabeza―, sin embargo... quizás pueda instruirlo en teoría mágica si lo desea, ya que los vampiros poseemos habilidades mixtas. ¿Quién sabe? A lo mejor usted aprende a hacer algo parecido, aprovechándose de su hálito o del clima que le rodea.

Hell estaba equivocado con algo, y yo también: Tener cero puntos de magia, no era porque no podía realizarla al ser un dragón, sino porque la teoría mágica es más amplia de lo que parece, y a veces el pensamiento moderno puede ser una bendición si la utilizas con un poco de astucia.

Así es como aprendí a que un pedazo de papel cortara como una navaja gracias al viento, aprovechando las corrientes por las reacciones químicas entre mi cuerpo y el ambiente; o hacer que una botella de cristal rellena de agua se volviera tan caliente que provocaría quemaduras tras impactar en la piel.