Su madre tan solo se encogió de hombros, toda sonrisa y cariño antes de acariciarle las mejillas con las palmas de las manos.

-Nada del otro mundo, tu padre es un alfa de horarios rutinarios. - una pausa. - Todos los guardianes lo sois en realidad. ¿Cómo ha ido tu semana?

Oh. Si a Jeon Jungkook le costaba mentirle a alguien, era precisamente a su madre. Ni siquiera se trataba de la facilidad con la que esta lo descubría habitualmente, sino más bien del dolor que se generaba en su pecho al no poder decirle todo aquello que le llenaba la cabeza.

Porque simple y sencillamente ella era la persona que más amor le había regalado desde que era tan solo un niño. Por supuesto estaba su padre, Jungkook lo amaba pero por desgracia también lo temía. Mentirle a su padre era como mentir a un general, siempre con el riesgo de ser castigado duramente por ello. Mentirle a su madre tan solo significaba una charla de cinco minutos en consecuencia.

-No me puedo quejar.

Y al menos eso era cierto. Él no podía quejarse. No cuando se trataba de hacer bien el trabajo por el que llevaba toda su vida entrenando y esforzándose. No podía quejarse si en sus manos estaba proteger a las personas que amaba.

-¿Qué ha pasado? ¿Por qué es necesaria otra reunión en nuestra casa? El consejo tiene su propia sede cerca de la casa de líderes...

Su madre dejó escapar un suspiro y a Jungkook no le costó demasiado percibir el aroma de nerviosismo que esta no logró camuflar completamente.

-¿Qué ocurre?

Otro suspiro.

-Cosas de tu padre. Ve a ducharte, podrás preguntarle a él mientras cenamos.

Jungkook decidió que no quería preguntar más, no al menos en ese instante y todavía menos después de una agotadora semana de trabajo constante. Así que se quitaría el aroma de los Kim de encima y entonces podría volver a su tarea de averiguar lo que el consejo territorial tramaba, en un par de horas y con la mente levemente más despejada.

-Está bien, mamá.

Sintiendo el cabello todavía húmedo tras la ducha, Jungkook observó desde la ventana de la habitación el modo en el que su padre sostenía la mano de los mellizos Lae en el porche de su casa

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Sintiendo el cabello todavía húmedo tras la ducha, Jungkook observó desde la ventana de la habitación el modo en el que su padre sostenía la mano de los mellizos Lae en el porche de su casa. Ese par de hermanos parecía especialmente feliz aquella noche y eso de alguna manera hizo que un escalofrío le recorriera la nuca. ¿Cuándo había comenzado Jeon Jungkook a temer las intenciones de un consejo que siempre había respetado y admirado? ¿Cuándo en general había comenzado a cambiar tantos de sus hábitos y costumbres?

Con las dudas todavía sobrevolando alrededor de su cabeza, el sureño decidió apartar la atención de lo que ocurría en el exterior y fue hacía su armario para alcanzar algo de ropa cómoda. Pronto, después de su graduación y cuando los juegos de verano finalizasen, él podría conseguir una casa propia en la que tal vez las cosas fueran un poco diferentes de lo que durante un tiempo soñó, tan solo un poco. Pronto, podría encontrar una pareja que hiciera desaparecer al hijo de los Kim de sus venas, su lobo parecía demasiado encariñado con el de Taehyung y aquella idea simplemente no cuadraba con ninguno de los esquemas marcados por su familia. Un norteño, un alfa... Eso no era ni de lejos lo recomendable para él y en cambio llamaba tantísimo su atención incluso cuando se esforzaba en negarlo o mantener la distancia.

Alpha War [Taekook] - #SBATAEKOOK23Where stories live. Discover now