Querida:
Hoy ha llegado Estados Unidos mientras sanaba a Tamaulipas, ya que este había tenido que tener puntos en su cabeza gracias a un terremoto que hizo que uno las partes de un edificio cayeran en su cabeza. Por suerte no ha muerto.
Me acerqué a él y veía su rostro lleno de dolor; sabía que ustedes dos no habían tenido buena relación en casi toda su vida gracias a sus problemas; pero a él también le había dolido lo suficiente tu muerte para ayudar a la investigación.
Cuando leí los documentos que tenía para enseñarme, al instante sentí miedo, rabia, y un asco increíble hacía la persona que te había hecho daño.
Tenías marcas de forcejeo en tus muñecas, y varios hematomas en los muslos cerca de tu cavidad, un labio roto y tu rostro con quemaduras. Había restos de vidrios dentro de ti y estabas desgarrada.
Estados Unidos no sabia que decirme, pero sabía lo que estaba pensando. Le pedí que sacara esos documentos a la luz y que FBI me ayudara a buscar al responsable de tu muerte.
¿Estoy haciendo lo correcto?
—Rusia.