Pero el beso que siento en mi cuello me desconcentra. Había estado tan desconcentrada que no noté como Maddox me sostenía de las caderas y se había inclinado levemente.

—Sueltame, no te quiero volver a ver. —Sin embargo seguía ahí junto con él, sin moverme.

Mi cuerpo me estaba traicionando al no moverse lejos de él.

—Eso va a ser complicado, Gorrión, porque no sé que significa el divorcio. —Me susurra mientras sigue dejando besos por mi cuello.

—Maddox, es en serio —susurré.

—Yo también voy en serio cuando digo que quiero ser el hombre de tu vida. —Me cargó poniéndome contra la pared.

Empecé a moverme contra su regazo lo más que nuestras posiciones nos dejaban mientras seguíamos con los besos. Estábamos frenéticos y no supe si fue por la adrenalina que hace un momento o en parte por la discusión que habíamos tenido. 

—Maddox, para, creo...

—Dejalo llegar, dulzura. —Me besó el pecho—. Papi está cuidando de su niña. —Me sonrío.

Los dos acelerados el ritmo. Era mi primera vez follando en seco y se sentía maravilloso.

Cerré los ojos arrugando mi cara y a punto de gritar por mi clímax pero sentí la mano de Maddox sobre mi boca.

—Guarda ese gritos para nuestra habitación, Gorrión, solo yo puedo escucharlos. —Me susurró en el oído y me vine.

Unos segundos después el paró con el aliento agitado al igual que yo. Me apoyé sobre su hombro tratando de calmarme mientras Maddox me seguía cargando.

—Esto confirma cada vez más que tu y yo somos una pareja. —Me besó la cabeza.

Creo que esto fue la gota que derramó el vaso, estaba tratando de convencerme y negarme sentimientos que no podía controlar más, tenia que decirle para aclarar todo.

—Debemos ir por Kael, necesitamos hablar. —Le dije.

—De acuerdo, Gorrión. —Me bajo al suelo. 

Por un momento mi piernas se desestabilizaron pero Maddox me agarró. Y me sonrió pícaramente y con suficiencia, y odiaba que tuviera razón en esa expresión porque la primera que estuvimos juntos en la cárcel, en el momento no lo sentí pero después de que la adrenalina y vergüenza pasara, casi todo mi cuerpo dolía.

En ese momento el teléfono de Maddox sonó, él miró la pantalla y su sonrisa se borró. Me miró y otra vez su pantalla.

—Adelantate, tengo que atender un asunto importante primero. —Asentí y él camino en dirección contraria a mí.

Sentí una sensación punzante en mi nuca pero me dirigí al salón mientras me acomodaba el vestido y teniendo mucho cuidado de no encontrarme con Margareth o Marco, pero no estaban a la vista. Pude notar que Richard todavía seguía cargando a Kael, así que caminé hacia ellos escondiendo mi cara con mi cabello.

—Richard, gracias por cuidar a Kael. Voy a encontrarme con Maddox para irnos. —Me acomodé el corbatín a Kay.

—¿Papa, mama y yo a la casa? —Me preguntó Kay.

—Sí, cariño, ya nos vamos para la casa los tres. —Le sonreí.

—Iré por el carro. —Richard se alejó de mí.

—Mama, muppin. —Me señaló la mesa con la comida.

Caminé con él hasta la mesa y cogió uno llevándoselo a la cara y después de morderlo se resbaló manchando su saco y pasando por mí vestido.

Destinos CruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora