17.¿Quieres ser mi novia?

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Faltaba poco para llegar a casa, cinco minutos y estaría tomando una ducha y una buena siesta. Lo que más quiero y espero es que Liam esté en casa, quiero estar con él, lo que más extrañé fue a mi mejor amigo.

Max no había hablado en todo el camino, por supuesto yo tampoco, no quería recordar todo lo que habia vivido, sé lo que pasaría si recordará, me convertiría en un mar de lágrimas, y lo menos que quiero es que me vean caer.

Llegamos a casa, Max parqueo el auto. Bajé, me quede unos segundos observando la casa, Sonreí al saber que no era un sueño, de verdad estaba en casa.
Me dirigi a la puerta, recordé que no traía mis pertenencias.

-Max, mis cosas...-me interrumpió.

-no te preocupes, logré sacar todo lo que tenías, hasta tú dinero, que por cierto me tienes que decir como conseguiste tanta cantidad. -Max se acercó a mi, saco las manos de su espalda y me entregó mi bolso junto con mi chaqueta.

-gracias. - Sonreí. Saqué las llaves del bolso y abrí la puerta.

Busqué con la mirada a alguien, no había nadie. Ni mamá, ni Liam.

-mamá está de viaje. Dereck la llevó a los ángeles, querían tiempo de calidad a solas. -Max dijo detrás mio. Me giré. Frunci el ceño.

-¿Y Liam?

-no lo sé, puede que esté en su casa o en tu cuarto. Aunque creo que está en tu cuarto, no ha ido a su casa en estos dos días, siempre estuvo aquí o conmigo. - fueron dos días de infierno, sentí que fue un año.

-vale, iré a mi cuarto, te quiero. -le di una última sonrisa a Max y me dirigí a mi cuarto.

Es bueno saber que Liam ha estado preocupado por mi estos dos días.

Llegué a la puerta, ruego porqué Liam esté aquí. Decidida giré el pomo, la luz estaba apagada. Vi un bulto en la cama. Sonreí, Liam estaba aquí.
Sin hacer ruido alguno me dirigí a la cama. Cuándo estaba frente a él observe que estaba con la misma ropa del día de mí secuestro.
Me senté con cuidado en la cama, Sobé su cabello con mi mano derecha. Liam abrió lentamente los ojos. Sonrió ampliamente al verme. Rápidamente se sentó en la cama, aún sin creerlo me abrazó.

-Estás aquí...-Liam me abrazaba cada vez más fuerte. Yo hacía lo mismo, no quería que me soltara nunca, no quería que me alejaran de él.

-estoy aquí... -mis ojos se llenaron de lágrimas. El llanto se había apoderado de mí.

-no volveré a dejar que me alejen de ti. Lo prometo.- Liam me soltó. Tomó mi rostro entre sus manos. Él también estaba llorando.

-te extrañé...- un gemido se escapó de mí.

-perdona me, por favor, si hubiera estado contigo no hubieras tenido que haber pasado por todo eso.-Liam agachó la cabeza. Levanté su mentón e hice que me mirara.

-no fue tu culpa, no sabias que eso pasaría.

-perdón...

-Liam, por favor, no te culpes. Sólo, ¿podrías dormir un rato conmigo?.- Liam me arropó en sus brazos, me sentí protegida.

Se corrió dejando me suficiente espacio. Me acerqué a él, me acurruqué en sus brazos. Me abrazó. Por fin estába en casa, por fin me sentía protegida, por fin estaba con quién más quería, mi mejor amigo.

Cerré los ojos, aunque aún me sentía sucia, sólo quería dormir. Y es mejor ya que lo haré sintiendo me protegida.

-awww ¿tenias sed linda?- hizo puchero- lamento que no te hayan atendido como lo mereces. ¿Pero sabes?- su sonrisa malévola volvió. Tomo un mechón de mi cabello y lo enredo en su dedo jugando con el- eres un manjar delicioso, creo que no haría mal si disfruto un poco ¿verdad?- ataco bruscamente mis labios. No respondí, lo que hizo que se enojara y estampara una palmada en mi mejilla derecha. Su sonrisa asquerosa aún seguía ahí, empezó a besar mi cuello. Asco, repulsión, odio, miedo era lo único que podía sentir.

Viviendo Con Mi EnemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora