●●●


Idunn no dejaba de ver la flor, había hablado con su padre para poder quedarse en casa y tras una larga charla y prometerle ciertas cosas, Malcom accedió. Aquella noche le había pedido a Elliot que se quedara en casa, a regañadientes y a duras penas, la mamá del moreno aceptó.

   —Aún no entiendo por qué nos hemos venido.

   —Porque tenemos cosas que hacer, pero Cameron no contesta.

   —¿Para qué la necesitas?

   —Para que nos ayude, ¿no?

   —Pudimos decirle a Young-mi —Elliot seguía resentido porque según él, el castaño no se había disculpado.

   —No la dejan. Cameron no me contesta, así que pásame tu móvil.

  —Tu novio y sus amigos, con esas mierdas de “cosas de ganadores”, ¿también si uno es un imbécil el resto lo son?

   —Elliot, tu teléfono —le pidió y este se lo pasó.
Tres timbres después la voz de la mulata se escuchó:

   —Cameron —dijo Idunn.

   —Número equivocado —habló inmediatamente.

   —¿Podemos hablar?

   —No acepto reclamos o cosa similar.

   —Debería reclamarte, pero… lo dejaré para otro día. ¿Puedes venir a mi casa y quedarte por hoy?

   —¿Para qué?

   —Necesito tu ayuda, ¿sí?

   —Bien, pero Dimitri está de testigo que he ido a tu casa y cualquier cosa que me pase, está bajo tu responsabilidad —bromeó—, ya llego.

Elliot la veía con el entrecejo fruncido y esperando una respuesta a las interrogantes que no había soltado aún.

   —Quiero respuestas, pero primero te daré las respuestas que estuviste pidiendo desde hace unos días.

   —Te escucho —contestó la castaña.

   —Hace unos meses comencé a consumir nicotina, de alguna manera Edrick y Max se dieron cuenta —confesó—, fue justo para las vacaciones de Semana Santa —el castaño no le había mentido con aquello—. Después de aquel día comenzamos a interactuar más, a tal grado que nuestra relación mejoró en gran medida, supongo que fue en ese entonces, que notaste cómo había cambiado nuestra forma de comportarnos con el otro.

   —¿Edrick te ayudó? —el moreno asintió—. ¿Cómo?

   —Él no es tan mayor, pero sabe cosas como si de un anciano se tratara, conoce gente y lugares que a su edad, no imagino creer conocer por mi cuenta.

   —¿Y cómo vas con la adicción? —cuestionó, tenía más preguntas sobre su novio, pero Elliot era su mejor amigo, le importaba más…

   —Muy bien, ha sido un poco difícil, porque nadie lo sabía, digamos que se trata de un proceso largo y duro porque no están las personas a quienes más quiero —la mirada triste del chico encogió el corazón de Idunn—. Aunque no he estado solo porque Edrick y Max han estado conmigo, lo que es muy raro, porque bueno, son personas a quienes acabo de conocer, ¿no? —soltó una risa amarga—. Pero han sido de gran ayuda.

   —Ahora me tienes a mí —lo abrazó.

   —Idunn, sé que estás conmigo y para mí, pero no quiero arrastrarte a algo que mate más tu cabeza.

   —¿De qué hablas?

   —Sabes a lo que me refiero, tienes mucho en tu vida y no lo exteriorizas, esa parte de ti la admiro. Fuerte, valiente, discreta y entusiasta, eso eres y en verdad es grandioso saberlo, por ello no quería contarte lo que sucedía. Digo, eres un ejemplo de muchas cosas, diosa, has guardado tan bien las cosas, que ¿por qué no podría yo guardar uno?

   —¿Me lo ocultarías por tanto tiempo?

   —Sólo hasta donde considerara que fuera capaz de sobrellevarlo.

   —Entiendo.

   —No quiero que te enojes, ni que creas que no he confiado en ti.

   —Ya.

   —Idunn, tú le has ocultado a todos… —lo interrumpió.

   —Calla.

   —Creo que sería buena idea que los demás supieran, deben hacerlo.

   —Pero no ahora, no en este momento.

   —¿Y cuándo será el momento? —preguntó molesto.

El timbre de la puerta sonó y les interrumpió la conversación, Idunn dio gracias al cielo porque Cameron llegara en el momento más oportuno, pero el chico maldecía que llegara en el momento menos indicado. Elliot sabía tantas cosas de Idunn, podría decir que la conocía en su totalidad y que ella no guardaba secretos hacia él, pero había una gran excepción, el reto y algo más…

Su mayor temor en la vida era no ser parte de la felicidad de otros, hace casi un año se había prometido ser parte de los motivos que le dieran felicidad a sus amigas, esto nació principalmente por Idunn, cuando la castaña dejó de asistir a clases dejó un gran vacío, no sólo en el salón de clases, sino en los corazones de los demás estudiantes, más que todo en el de él y Young-mi. Aunque él la veía todos los días, al menos cada que Malcom y Melissa le permitían, poco después de aquel acontecimiento, los padres le habilitaron una habitación en su casa, para que pudiera convivir más tiempo con ella.

Idunn estaba agradecida por aquello, era un gran gesto de amistad, vaya que lo era, pero a pesar de tenerlo a él a su lado, al chico que quería como hermano y quien en muchos días grises le sacó una sonrisa. Era infeliz. Aunque no soportaba a Irina, llegó a extrañar los momentos en los que la pelinegra era un mosquito, también extrañaba las largas horas al lado de Youg-mi, mientras la asiática se encargaba de enseñar cada cosa sobre la cultura coreana y sobre su grupo favorito BTS.

Yo No Me EnamoroWhere stories live. Discover now